El Papa reabre el juego en Colombia - Alfa y Omega

El Papa reabre el juego en Colombia

Andrés Beltramo Álvarez
El Papa saluda al expresidente de Colombia Álvaro Uribe (izquierda) y al presidente, Juan Manuel Santos Foto: AFP PHOTO/Osservatore Romano

Una jugada diplomática de alto voltaje. De manera sorpresiva, el Papa puso cara a cara a los principales contrincantes políticos de Colombia en tiempos del histórico acuerdo de paz con la guerrilla del país. Reunió a Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez en el Vaticano. Presidente y expresidente. Los rostros del y del no en el referéndum por el acuerdo con las FARC. Así, Francisco dejó en claro que quienes votaron no deben ser escuchados. Y que el Gobierno colombiano no puede ignorar a la oposición a la hora de aplicar lo firmado.

Todo ocurrió en un lapso de pocas horas. El jueves a las diez de la mañana, hora de Bogotá, Uribe recibió una llamada. Al otro lado de la línea estaba el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin. ¿El motivo? Preguntarle si estaba enterado de la invitación del Papa a sumarse, un día después, a un encuentro privado con Santos. El senador del Centro Democrático estaba sorprendido, nadie le había informado de la reunión.

No obstante confirmó su asistencia sin saber, entonces, si podría llegar a tiempo. La diferencia horaria con Europa jugaba en su contra. Finalmente un empresario le prestó su avión privado y al filo de las seis de la tarde despegó con destino a Roma. Lo hizo con un pensamiento: alguien en la cadena diplomática cometió un error. No le avisó a tiempo. O, quizás, pretendieron boicotear su participación…

Diplomacia silenciosa

Greg Burke, director de la Sala de Prensa del Vaticano, aseguró que la idea de juntar a Santos y Uribe no fue improvisada. «No es que el Papa se despertó y pidió a Parolin llamar a Colombia», aclaró. En realidad –insistió– la iniciativa fue producto de una «diplomacia silenciosa». Francisco sondeó la posibilidad de la inédita cita y cuando vio que se daba la oportunidad, la aprovechó.

En origen estaba previsto que Francisco recibiese al actual presidente y su familia el viernes 16 en una audiencia protocolaria, pocos días después de la entrega del Premio Nobel de la Paz. En esos términos, el encuentro sería una rúbrica a la estrategia de Santos, que después del triunfo del no en el referéndum del 2 de octubre sobre los acuerdos de paz, decidió seguir adelante, renegoció el pacto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y logró que el Parlamento, de mayoría oficialista, los aprobase.

Para él se presentaba la oportunidad de conseguir el apoyo del Papa e incluso anunciar un viaje apostólico al país para la primera mitad del 2017. Pero Francisco cambió las cartas. Convocó a Uribe, se reunió en privado durante 20 minutos con cada uno y luego durante 25 con los dos, en su biblioteca personal. Los escuchó y los instó a aplicar la «cultura del encuentro», destacando «la importancia del diálogo sincero entre todos los actores de la sociedad colombiana en este momento histórico».

Tras la audiencia tripartita, el portavoz Burke aclaró que el Pontífice conserva su idea sobre una posible visita a tierras colombianas. «Iré cuando el acuerdo esté totalmente blindado», dijo más de una vez a lo largo de 2016. Si mantiene esta postura, quiere decir que el Papa aún no considera blindado de verdad al pacto con las FARC…

Paz «estable y duradera»

Saliendo del encuentro, en declaraciones por separado, tanto Santos como Uribe se reafirmaron en sus posiciones iniciales. El sábado en Asís, donde recibió el Premio Lámpara de la Paz de parte de la Orden de los Franciscanos, el presidente aseguró que los acuerdos son definitivos, que el Papa los apoya y en adelante se debe trabajar en su aplicación.

Por su parte el senador Uribe, a las afueras de la plaza de San Pedro, pidió al Gobierno reconsiderar su negativa a abrir conversaciones con los líderes del no para modificar algunos aspectos de los acuerdos con la guerrilla que consideran «graves». Cambios en renglones como la justicia, el narcotráfico, el tratamiento a los niños, víctimas y mujeres.

La nota oficial vaticana tras la cita. Precisa que Francisco apoya el proceso de paz, pero aclara que su deseo es que dicha paz «sea estable y duradera», y resalta la importancia «del encuentro y de la unidad entre las fuerzas políticas colombianas». La Iglesia en Colombia –añade el texto– seguirá «ofreciendo su contribución a favor de la reconciliación nacional y de la educación al perdón y a la concordia».