Un migrante muere cada dos horas en el mundo en su búsqueda de un futuro mejor - Alfa y Omega

Un migrante muere cada dos horas en el mundo en su búsqueda de un futuro mejor

Solo en el Mediterráneo, han muerto este año 5.000 personas —que sepamos— tratando de llegar a Europa, recuerda el director general de la Organización Internacional para las Migraciones. El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, lamenta el «avance de movimientos populistas que buscan alienar y expulsar a migrantes y refugiados»

Europa Press
Supervivientes de la travesía del Mediterráneo llegan a Italia. Foto: REUTERS

Una de cada siete personas en el mundo, es decir, unos 1.000 millones, vive en un lugar distinto al que nació por distintos motivos, mientras que cada hora uno de estos migrantes ha perdido la vida en los tres últimos años, según ha denunciado el director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William Lacy Swing, con motivo del Día Internacional del Migrante.

En su mensaje, Swing ha subrayado que en lo que va de año más de 7.000 personas han muerto en las distintas migratorias, cerca de 5.000 de ellas en la travesía en el Mediterráneo intentando llegar a Europa. «Imagínense: en promedio, cada día en los últimos tres años han muerto más de doce migrantes, esto es, un hombre, una mujer, un niño o una niña cada dos horas», ha denunciado el director de la OIM.

«Y estas son solamente las víctimas que conocemos. Hay muchas muertes más que no son registradas por ningún gobierno oficial u organismo de ayuda humanitaria», resalta.

Se trata de «migrantes que mueren ahogados, al hundirse las embarcaciones en las que los traficantes los hacinan, migrantes que perecen de extenuación al atravesar desiertos o, peor aún, migrantes que mueren cuando sus captores —en lugares como Libia— les quitan todas sus pertenencias, a ellos y sus familias, para después matarlos y enterrarlos en fosas comunes», prosigue Swing.

Estas personas «a veces mueren lejos de sus familias; otras veces, estas les acompañan, o están cerca rezagadas», añade, lamentando que «muchos podrían haber evitado el destino fatal que les aguardaba en sus peligrosas travesías de haber podido contar con información acerca de los riesgos y de las oportunidades existentes para una vida mejor».

«La pobreza extrema, el cambio climático y las economías quebrantadas y corruptas –que conllevan una grave desigualdad de renta, un elevado índice de desempleo juvenil y la falta de oportunidades– exponen a millones de hombres, mujeres y niños a enormes riesgos y los obligan a migrar», asegura el máximo responsable de la OIM.
A ello se suman «los ocho conflictos de gran escala vigentes en distintas partes del mundo, que generan desplazamientos tanto dentro como fuera de las fronteras nacionales», en referencia a guerras como la de Siria o la de Yemen.

En opinión de Swing, «de nada sirve expresar tristeza ni horror, ni sentimientos de culpabilidad». «Debemos reconocer que la migración es una megatendencia de nuestra época, y que por ello ya forma parte de la conciencia pública y ocupa un lugar primordial en las agendas gubernamentales».

En este sentido, aboga por pensar «en el creciente índice de muertes como una alerta temprana de lo que vendrá, dado que las presiones sociales, políticas y demográficas pueden entrañar conflictos que obligarán a las personas a migrar de forma masiva».

La migración no tiene por qué ser caótica

Pese a «las apariencias y la confusión mediática, la migración no tiene por qué ser caótica o asemejarse a una invasión» ni «tampoco es una enfermedad que amenaza con contaminar nuestra cultura», prosigue Swing.

«Debemos configurar el futuro en lugar de ignorarlo», insiste, para lo cual «es preciso aceptar el carácter inevitable de la migración, cambiar la percepción pública sobre los migrantes e integrar adecuadamente a los migrantes en nuestras sociedades».

«Estamos viviendo una verdadera revolución demográfica y de nosotros depende gestionarla para el beneficio de todos. La mayoría de migrantes simplemente busca una oportunidad, e incluso agradecería una de carácter temporal —por ejemplo, un visado de estudiante o de trabajo agrícola de corto plazo— para así mejorar la vida de sus familias en sus países de origen».

Swing sostiene que los migrantes pueden «contribuir a la sociedad en la que se establecen, desde una perspectiva económica o cultural» pero para ello es importante «crear alianzas» entre estos, las comunidades de acogida y los gobiernos con el fin de «fomentar los beneficios de su presencia en el país».

Por ello, ha llamado a reconocer, aprovechando el Día Internacional del Migrante que se celebra el 18 de diciembre, que «hay oportunidades suficientes para todos, y que lo único que tenemos que hacer es compartirlas».

Los migrantes tienen derechos

Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, ha incidido en que los migrantes son personas que tienen derechos y ha lamentado, además de las muertes, «el avance de movimientos populistas que buscan alienar y expulsar a migrantes y refugiados, y culparlos de diversos males de la sociedad».

«Cada migrante es una persona con derechos humanos», afirma Ban en su mensaje, subrayando que para garantizarlos «necesitamos una mayor cooperación internacional entre los países de origen, tránsito y destino, que se rija por el derecho y las normas internacionales».

«Debemos rechazar la intolerancia, la discriminación y las políticas impulsadas por una retórica xenófoba y que busca convertir en chivos expiatorios a los migrantes», añade el máximo responsable de la ONU, advirtiendo de que «quienes abusen de los migrantes e intenten causarles daño deben rendir cuentas de sus actos».

En este sentido, el secretario general de la ONU aboga por una «respuesta sostenible» que afronte «las causas de los movimientos de personas forzosos y precarios» entre las que ha citado «la pobreza, la inseguridad alimentaria, los conflictos armados, los desastres naturales, el cambio climático y la degradación ambiental, la mala gobernanza, la persistencia de las desigualdades y las violaciones de los derechos económicos, sociales, civiles, políticos o culturales».

«La buena gobernanza de la migración también exige la ampliación de los canales legales para la migración en condiciones de seguridad, en particular para la reunificación familiar, la movilidad de la mano de obra en todos los niveles de aptitud, y oportunidades de educación para los niños y los adultos, así como la despenalización de la migración irregular y la regularización de la situación de los migrantes irregulares», añade.

Así las cosas, Ban Ki Moon pide «a la comunidad internacional» que «adopte medidas en relación con el pacto mundial para una migración segura, regular y ordenada como contribución importante a la creación de un mundo de paz, prosperidad, dignidad y oportunidades para todos».