Ideas claras, pastoral cuerpo a cuerpo - Alfa y Omega

Ideas claras, pastoral cuerpo a cuerpo

Vaticano. Aula Pablo VI. Miles de peregrinos de Schoenstatt escuchan atentos las palabras del Papa en la audiencia celebrada por el centenario de este movimiento fundado por Joseph Kentenich. Preguntan por la familia, los alejados, su papel en la sociedad…, y el Papa contesta: curar heridas, acompañar, ser testigo y rezar

Rosa Cuervas-Mons

¿Cómo acompañar a quien no se siente miembro de la Iglesia? ¿Cómo hacer frente a tantas situaciones familiares quebradas por la separación o el desconocimiento del verdadero vínculo matrimonial?

Schoenstatt pregunta y el Papa, que viene de analizar estas y otras cuestiones en el recién celebrado Sínodo de la Familia, responde con las líneas generales de lo que ha de ser la acción pastoral ante una «familia cristiana, un matrimonio que nunca estuvo tan atacado como ahora». Familias heridas, matrimonios deshechos, relativismo en la concepción del vínculo… Ante esta realidad, ante esta crisis de la familia, los buenos discursos, las declaraciones de principios, las ideas claras son necesarias, recordó el Pontífice. «Miren, esto que ustedes están proponiendo no es matrimonio. Es una asociación, pero no un matrimonio. A veces hay que decir las cosas muy claras -recuerda Francisco-, pero la pastoral de ayuda ha de ser cuerpo a cuerpo». O sea, acompañando al hermano, «perdiendo el tiempo con él».

Se ha pasado del sacramento del Matrimonio al rito, a la celebración social. Los novios no saben lo que van a hacer, qué prometen, qué significa, lamenta el Pontífice: «No se puede preparar novios al matrimonio con dos encuentros o dos conferencias. Eso es un pecado de omisión por parte de nosotros, los pastores y los laicos interesados en salvar a la familia». Parejas que conviven sin casarse, convivencias part-time, padres separados…, «nuevas formas totalmente destructivas, limitadores de la grandeza del amor del matrimonio», dice el Papa, ante las cuales hay que acompañar: «Hay que recuperar muchas cosas en la familia herida de hoy en día. Muchas cosas. Pero no escandalizarse de nada de lo que sucede en la familia. (…) Acompañar, paciencia, una palabra hoy y una actitud mañana». Es, en resumen, la receta del Papa para sanar, desde dentro, esta crisis de la familia.

Sin derecho a la orfandad

Una tarea en la que no puede faltar la figura de quien «es capaz de transformar una cueva de animales en la casa de Jesús con unos pobres pañales y una montaña de ternura». No puede faltar María. Preguntado sobre la misión de la Madre en la nueva evangelización y en la renovación de la Iglesia, el Papa recordó a los peregrinos que el cristiano no tiene derecho a tener psicología de huérfano. «El cristiano no tiene derecho a ser huérfano. Tiene Madre. Tenemos Madre. (…) Es Madre no sólo que nos da la vida, sino que nos educa en la fe. Es distinto buscar crecer en la fe sin la ayuda de María. (…) Una Iglesia sin María es un orfanato. Ella educa, nos hace crecer, nos acompaña, toca las conciencias para el arrepentimiento», dice el Papa, que señala que María «cuida a su hijo hasta el fin y trata de salvarle la vida hasta el fin».

Hubo tiempo también para hablar de la misión de los jóvenes -«vivir de tal manera que otros se interesen en preguntar: ¿Por qué? El testimonio. Testimonio en todo. Nosotros no somos salvadores de nadie. Somos transmisores de Alguien que nos salvó a todos»-, de la necesidad de salir en misión -«un movimiento eclesial que no sale en misión, es un movimiento de exquisitos-, de la necesidad de rezar – «oración. No dejar la oración. Y la oración a la Virgen, (…) para que la Madre me acompañe, me busque, me diga dónde falta el vino»- y de no dejarse derrotar por la desesperanza: «Que en este mundo de desencuentros, de difamaciones, de calumnias…, llevéis adelante esta cultura del encuentro renovando la alianza».

Texto íntegro de la Audiencia aquí