El desafío postmoderno - Alfa y Omega

El desafío postmoderno

José Francisco Serrano Oceja

No por casualidad, la última frase de este retador libro dice lo siguiente: «Y me gustaría ver quién rema contra contracorriente esta vez». No es un remar fácil contra las coyunturas, o contra lo accidental del momento. Es un remar contra las corrientes profundas que están operando en la Historia y que están construyendo permanentemente el templo para el culto de las cuatro figuras de la idolatría cultural postmoderna: la fijación con la juventud, la obsesión del crecimiento como eros de la acumulación, la comunicación y la irreligión de la secularización. En el trasfondo nos encontramos con el fenómeno que el autor denomina, como consecuencia de la idolatría del humanismo racionalista de la conciencia, el principio de autorrealización conducente al autismo ético del Yo sentimental. Un delirio de omnipotencia que hace que el sujeto humano se encuentre solo y expuesto a la voluntad de poder, que, paradojas de la existencia, no le conduce a ganar el mundo, sino a perder el mundo y a vaciarse a sí mismo.

El profesor Pierangelo Sequeri, miembro de la Comisión Teológica Internacional, y uno de los más destacados pensadores dedicados a la Teología Fundamental, con un lenguaje quizá demasiado alambicado, nos invita con este texto a pensar. Por ejemplo, en el hecho de que, en la postmodernidad, el modelo no es Prometeo, ni Dionisio, sino Narciso, que se refleja así mismo y está entregado a la búsqueda de sí. Ser amado y amar a otros, para Narciso, es una molestia en la medida en que le distrae del verdadero goce, que es la gratificación de la propia imagen en la dinámica de la seducción.

Mientras la denuncia de la degradación antropológica inducida por los modelos culturales de la sociedad de consumo y del espectáculo es prácticamente unánime, estamos inmersos en un sistema dominante de conformismo crítico, que es paralizante. Un mundo que se pierde en el pólemos y olvida el logos. ¿Cuál debe ser la respuesta de la conciencia cristiana? Aquí el profesor Sequeri es valiente. Considera que hay que retomar el audaz y creativo testimonio del humanismo cristológico. La recuperación de la iniciativa cultural del cristianismo exige desencanto del mundo, cultura impecable y pasión por la cosa. La Iglesia, señala, es una institución de esperanza, no de autorrealización. El cristianismo, por tanto, proclama hoy su disponibilidad institucional a todo aquel que quiera plantear seriamente en Europa la cuestión del humanismo ético como principio de recomposición. Y añade algunas perlas retóricas que, en la línea de su provocación intelectual y teológica, deben darnos que pensar. Por ejemplo, la que sigue: «El uso eclesiástico dominante de la doctrina social de la Iglesia como mera actualización teológico-moral de los creyentes, con vistas al diálogo con la sociedad contemporánea, en vez de como núcleo generador de una doctrina elevada y competente en la superación laico-política del individualismo ético y de la democracia mercantil, es sin duda un factor de grave debilitamiento de las posibilidades de éxito pacífico y constructivo de la inevitable transición».

Contra los ídolos postmodernos
Autor:

Pierangelo Sequeri

Editorial:

Herder