Cardenales y cartoneros - Alfa y Omega

Cardenales y cartoneros

Cardenales, cartoneros, miembros de la española Plataforma de Afectados por la Hipoteca y líderes indígenas se han dado cita en un atípico encuentro de Movimientos Populares celebrado la pasada semana el Vaticano. Lo que les une es su lucha en favor de la dignidad de los pobres. «Hay alejados que, tras el encuentro, se plantean volver a la Iglesia, y miembros de la Iglesia que ahora se sienten más cerca de los pobres», señala a Alfa y Omega el cardenal Turkson

Cristina Sánchez Aguilar
El derecho a un techo digno, una de las peticiones del Encuentro

«Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera, y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo, y en definitiva, ningún problema», dice el Papa en la Evangelii gaudium. Un pensamiento que, durante su pontificado, se ha empeñado en concretar en propuestas prácticas. Un ejemplo son los dos congresos en Roma sobre la trata y la explotación sexual, con representantes de otras confesiones y organizaciones civiles. La pasada semana, en otro hito sin precedentes, se reunieron en el Vaticano un centenar de representantes de movimientos sociales de todo el mundo para hablar, durante tres días, del derecho a la tierra, a la vivienda y al trabajo.

Pero lo verdaderamente novedoso es que los participantes en este encuentro, organizado por el Consejo Pontificio Justicia y Paz, lo único que tenían en común es su lucha contra la pobreza. Del 27 al 29 de octubre, «nos hemos reunido trabajadores precarios, temporeros, inmigrantes, campesinos, representantes de pueblos originarios, víctimas de la especulación agrícola, además de refugiados o habitantes de los suburbios con un objetivo: traer frente a Dios, frente a la Iglesia y frente al mundo al voz de los que no tienen voz, no porque no griten, sino porque son silenciados por quienes detentan el poder económico», explicaba el Comité Organizador en un comunicado. El hilo conductor no ha sido la creencia en un mismo Dios, sino la voluntad de «trabajar juntos para ser protagonistas de nuestro propio destino, junto a la Iglesia, que quiera acompañarnos en este proceso». Además, los participantes reconocen «la diversidad de experiencias, pensamientos y contextos no ha sido un obstáculo, sino que ha enriquecido nuestro debate, y nos ha instado a promover la cultura del encuentro».

Ratifica esta idea el Presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, el cardenal Peter Turkson: «La reunión trataba de cuestiones a las que se enfrentan cada día 3 mil millones de personas. Por eso, aunque las diferencias ideológicas, culturales y sociales no desaparecen, en este caso no han sido el punto de partida». Está de acuerdo el sacerdote don Joaquín Sánchez, uno de los representantes españoles –junto con Charo Castelló y María del Carmen Picón, ambas de la Hermandad Obrera de Acción Católica, HOAC–, consiliario de la HOAC de Murcia y miembro de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en la provincia. «Ha sido enriquecedor trabajar con gente de todos los signos».

También se habló del derecho a un trabajo libre de explotación

Esta misma sensación la tiene Joaquín en su barrio, cuando participa en una formación tan reconocidamente aconfesional, e incluso en ocasiones beligerante contra la Iglesia, como es la PAH. «Allí en Murcia me tienen un gran respeto y cariño. Aunque tenemos motivaciones distintas, trabajamos bien juntos». Además, nos cuenta un secreto: «La figura de un cura impone mucho cuando se van a ejecutar los desahucios. Cuando viene la policía o la Guardia Civil y te pones delante de ellos, se sienten muy tocados. Porque, contra lo que se pueda pensar -aunque siempre hay algún cafre-, ellos ya vienen con mucho sufrimiento a sacar a la gente de su casa. Muchos me dicen que ellos no se hicieron Guardias Civiles para eso. Pero la figura del cura les remueve aún más».

Removidos también se han sentido algunos de los que se han acercado hasta el Vaticano para encontrarse con el Santo Padre. «Ha sido histórico ver a ateos reconocidos aplaudiendo al Papa», explica don Joaquín. Incluso hay quienes se han acercado a él y le han confesado sentirse más cerca de la fe que antes, con posibilidad de replantearse volver a la Iglesia. «Hemos salido reforzados. No hay más que leer el documento final, aceptado y firmado por todos: Viva el Papa, y viva su Iglesia pobre para los pobres».

Alfa y Omega ha compartido estas anécdotas con el cardenal Turkson, quien contestaba, a su vez, con otra confidencia: «Te cuento otro secreto -le dice a la periodista-. Yo he escuchado a todos los representantes eclesiales en el encuentro decir que ahora se sienten más cerca de las organizaciones y movimientos populares. Que comprenden mejor los problemas a los que se enfrentan y están más dispuestos a acompañarlos». Así que, «ya ves -añade el cardenal ghanés-: la cultura del encuentro atrajo a todo el mundo, desde cardenales a cartoneros».

Ejemplos concretos de lucha

Cartoneros como Sergio Sánchez, Presidente de la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores, que recuerda que fue Jorge Mario Bergoglio quien les instó a federarse y promovió la sensibilización social ante esta realidad de las calles de Buenos Aires. «Siempre hemos estado respaldados por la Iglesia», reconoce Sergio. Gracias al trabajo que realiza esta Federación, miles de personas han podido ver dignificado su trabajo como recicladores. «Aunque ahora estamos trabajando para que se nos reconozca a nivel gubernamental y tengamos todas las protecciones sociales que pertenecen a los trabajadores», añade.

El acceso del campesinado a la tierra, otra de las reivindicaciones del Encuentro

Otro sector representado ha sido el de las mujeres campesinas. Pancha Rodríguez, de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile, habló del problema de acceso a la tierra como uno de los factores que obligan a las personas a vivir en la pobreza, «mientras las grandes empresas siguen aumentando sus ganancias mediante el uso de pesticidas tóxicos, organismos genéticamente modificados y el uso de la ciencia y la tecnología para justificar prácticas que tienen como objetivo el beneficio empresarial y no la población».

El encuentro contó también con la presencia del Presidente de Bolivia, Evo Morales, en calidad de Presidente de la Asamblea Mundial de los Pueblos Indígenas. Morales habló «de lo que podemos hacer los excluidos en términos de tierra, trabajo vivienda paz y ambiente cuando nos organizamos y logramos acceder a posiciones de poder, pero de un poder entendido como servicio y no como privilegio». El Presidente boliviano se encontró, una de las noches, con el Papa para cenar en Santa Marta. De Francisco dijo Morales que resaltaría «su mensaje de justicia social para el movimiento campesino, indígena y originario». Ahora, precisó, «me siento que tengo Papa, comprometido con su pueblo, con pensamiento revolucionario, con sentimiento social, y sobre todo con propuestas para cambiar y acabar con la injusticia, la violencia y la guerra».

¿Un Papa comunista?

El Papa, que participó una de las tardes en el encuentro, elogió a los participantes y afirmó que, «sin su presencia, las buenas propuestas y proyectos que escuchamos en las conferencias internacionales se quedan en el reino de la idea». Francisco expresó a los participantes su apoyo: «Ustedes tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a pueblo, a lucha! ¡Queremos que se escuche su voz!» Y habló de la importancia de tener propuestas para mejorar el acceso a la «tierra, al techo y al trabajo. Es extraño -advirtió el Pontífice-, pero si hablo de esto, para algunos resulta que el Papa es comunista. No se entiende que el amor a los pobres está en el centro del Evangelio». Finalmente, se mostró esperanzado «al ver a pueblos en movimiento, sobre todo a sus miembros más pobres y a los jóvenes. Se siente el viento de promesa que aviva la ilusión de un mundo mejor».

Son varias las conclusiones a las que se llegaron en el encuentro, recogidas en una declaración final, que puede leerse íntegra en la página web www.movimientospopulares.org. Una de ellas es que la causa de la desigualdad «debe buscarse en la naturaleza inequitativa y depredadora del sistema capitalista, que pone el lucro por encima del ser humano», y ponen el ejemplo concreto de las empresas trasnacionales, a las que califican como «primer violín de esta sinfonía de destrucción» y que «pretenden devorar y privatizarlo todo -mercancía, servicios y pensamiento-». De hecho, las tildan de causar «la represión sobre campesinos y pueblos originarios». Piden que se garantice el acceso «a la tierra, el trabajo y la vivienda, que son derechos inalienables, inherentes a la persona y a su dignidad».

Momento del encuentro del Papa con representantes de movimientos populares

La ecología ocupó gran parte de las reflexiones: «La guerra, el cambio climático… tienen su principal motor en la búsqueda incesante del lucro y la pretensión de subordinar a los pueblos más pobres para saquear sus riquezas naturales y humanas».

Pero el acercamiento no termina después de tres días en el Vaticano. Ahora viene, para muchos, la parte más importante. Que la Iglesia también se comprometa en sus países de origen a ese acompañamiento. Se lo pedía así el COPINH (Consejo de las Organizaciones Populares Indígenas de Honduras) al Papa en una breve misiva: «Queremos que en nuestro país pueda renacer una Iglesia comprometida con los más pobres, como aspiraban nuestros mártires y santos», y se hablaba en los corros de pasillo después de las conferencias. Para el cardenal Turkson, estos debates extras son una buena noticia, porque «la Iglesia ha estado al lado de muchos durante años. Pero, en otras ocasiones, es verdad que ha parecido ausente, pasiva y silenciosa». Por eso, para él, «nuestro encuentro en el Vaticano ha sido maravilloso, pero caminar juntos en cada país de origen, es aún más importante».

Entrevista completa al cardenal Turkson aquí