«La sociedad está enferma» - Alfa y Omega

«La sociedad está enferma»

Monseñor Carlos Osoro, en uno de sus primeros actos como arzobispo de Madrid, participó en un foro sobre inmigración donde se denunció el trato humillante y la violencia ejercida sobre los subsaharianos en la frontera

Cristina Sánchez Aguilar

Monseñor Carlos Osoro participó, en una de sus primeros actos como arzobispo de Madrid, en un debate sobre inmigración. Lo hizo el viernes, durante la primera sesión del Foro sobre Doctrina Social de la Iglesia, que han organizado, conjuntamente, Justicia y Paz de Madrid, la Fundación Crónica Blanca y la parroquia de San Jerónimo el Real. Junto a don Carlos, participaron en la mesa redonda el director del Secretariado de la Comisión episcopal de Migraciones, el sacerdote jesuita José Luis Pinilla, y el arzobispo español de Tánger, monseñor Santiago Agrelo, que viajó expresamente hasta la capital para dar a conocer el drama de los migrantes en primera persona.

Monseñor Agrelo explicó cómo la Iglesia de frontera ayuda a los inmigrantes subsaharianos que llegan a Marruecos, país de tránsito en su huida hacia Europa. La situación en el país africano tampoco es fácil para los migrantes. El arzobispo contó la historia de una mujer que vio morir a su hijo porque le negaron la entrada al hospital de Tánger. «Acababa de dar a luz al pequeño y se fue a casa. Al día siguiente, mientras le bañaba, vio cómo al niño le costaba respirar. Volvió al hospital, pero le dijeron que no podían atenderla. A la tercera vez que fue, el niño dejó de respirar en la puerta. Al bebé se lo llevaron a la morgue; a la madre y a su otra hija de dos años, a comisaría», contó. Ante esta situación, el arzobispo denunció que «la ley, el orden, el Estado… son ciegos ante la agonía de un bebé. Insensibles frente al dolor de una madre por su hijo perdido. Ajenos a la muerte de quien no aporta beneficios».

El arzobispo de Tánger también se refirió a Dany, el chico camerunés protagonista del video de la ONG melillense Prodein. El joven, tras saltar la valla, fue apaleado hasta la inconsciencia por la Guardia Civil, debidamente protegidos por guantes y mascarillas anti-ébola. Después, aún desmayado, fue arrastrado hasta la parte marroquí de la valla. «Dany está bien», aseguró. «Fuimos a buscarle, y le encontramos en el Monte Gurugú. Allí nos contó que la policía marroquí le había metido, inconsciente, en un autobús», señaló. Monseñor Agrelo mostró su indignación ante «la violencia gratuita ejercida» a Dany, y pidió «que se esclarezcan los hechos y que se autorice la presencia de observadores independientes en la valla que puedan informar sobre el respeto o la violación de los derechos que asisten a las personas en la frontera». Concluyó haciendo una pregunta: «¿Esta sociedad que he descrito es un icono de la sociedad a la que pertenecemos? Si la respuesta es , estamos en una sociedad muy enferma, y necesitamos que los inmigrantes nos curen».

Monseñor Osoro recordó cómo el Evangelio vivido «sale a los caminos desde el centro, que es Cristo, a todos los lugares donde están los hombres, especialmente donde padecen». Y afirmó que la doctrina social de la Iglesia, sobre la que versarán las sesiones venideras del Foro iniciado en esta parroquia, es una herramienta fundamental para enfrentarse «a las nuevas esclavitudes de las que habla el Papa: tráfico de personas, explotación de menores, abandono de los ancianos…».