La pasión de Augustine. Música en el posconcilio - Alfa y Omega

La pasión de Augustine. Música en el posconcilio

Juan Orellana
Una de las lecciones de piano de madre Augustine. Foto: Lyla Films

Madre Augustine —llamada Simone Beaulieu en el mundo— es la superiora de un internado, a orillas de Richelieu, en Quebec (Canadá). En esa institución femenina, las chicas adquieren una formación musical de altísimo nivel. Cuando le es confiada su sobrina Alice, no solo se encuentra ante una niña prodigio del piano, sino también ante una joven que introduce aires de cambio. Cuando el Gobierno de Quebec introduce un sistema de educación pública a mediados de los años 60, el futuro de la madre Augustine y del internado se verá amenazado.

Esta singular película puede abordarse desde distintas perspectivas. Por un lado se puede afrontar como una historia de educación y música, al estilo de Profesor Holland, Los chicos del coro o El coro. En este aspecto, aunque es correcta, no es muy original, y los métodos educativos que propone no son especialmente atractivos. Por otro lado, podemos fijarnos principalmente en su aspecto puramente musical, y en ese sentido la película ofrece escenas memorables. Y en tercer lugar, la película puede leerse en clave religiosa, como el proceso de dudas que vive una monja en plena confusión posconciliar. En este tercer nivel, la película es poco profunda y a menudo cae en esquematismos, tópicos o muestra personajes caricaturizados. A pesar de todo, el conjunto es agradable, y propone la música como camino educativo y también espiritual, aunque estos aspectos no los desarrolla suficientemente.

Quizá lo más llamativo es la progresiva escisión que vive la madre Augustine —que interpreta Céline Bonnier–, entre el seguimiento de su vocación, que implica la obediencia a su superiora, y sus proyectos personales musicales, que en algún momento entrarán en conflicto. La veterana cineasta suiza Léa Pool, quien se ha declarado abiertamente lesbiana, confirma en esta su película su inclinación por construir personajes femeninos que se enfrentan a distintos patrones sociales.

Sorprende la actuación de la actriz y pianista Lysandre Ménard, de 23 años, ya que es imposible saber si toca mejor que interpreta. Ella es el catalizador del arco de transformación de la madre Augustine, ya que encarna la seducción de la modernidad, frente a esquemas inmovilistas. Pero también esto resulta un poco artificioso. No estamos, pues, ante una película redonda, pero tiene un aire de frescura que si no compensa sus carencias, al menos las hace digeribles.

La pasión de Augustine
Director:

Léa Pool

País:

Canadá

Año:

2015

Género:

Drama

Público:

+7 años