El Papa denuncia la hipocresía de «los consagrados que viven como ricos» - Alfa y Omega

El Papa denuncia la hipocresía de «los consagrados que viven como ricos»

«No basta con esconderme tras la afirmación de que no poseo nada porque soy religioso, religiosa», advierte Francisco

Ricardo Benjumea

«La hipocresía de los consagrados que viven como ricos hiere la conciencia de los fieles y daña a la Iglesia», afirma el Papa en un mensaje enviado a unas jornadas organizadas por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y la Sociedad de Vida Apostólica.

Se trata del II Simposio Internacional, que se celebra en Roma, del 25 al 27 de noviembre, en la Universidad Pontificia Antonianum, bajo el título En fidelidad al carisma, reconsiderar la economía. El primero fue celebrado en marzo de 2014, dirigido a ecónomos. El objetivo es promover el buen uso de los bienes de las congregaciones, sin olvidar que «los pobres son los privilegiados del reino y por tanto de la misión de la Iglesia y de los institutos religiosos», en palabras del secretario de la congregación, el español José Rodríguez Carballo.

«No basta con esconderme tras la afirmación de que no poseo nada porque soy religioso, religiosa, si mi instituto me permite gestionar o disfrutar de todos los bienes que deseo y controlar las fundaciones civiles creadas para sostener las propias obras, evitando así el control de la Iglesia», advierte el Pontífice.

Tampoco vale ampararse en la «maximización del beneficio, que tiende a aislarse de cualquier otra consideración». Tal argumento implica «una distorsión de la economía», afirma Francisco. Y se pregunta: «¿Cuántos consagrados todavía piensan hoy que las leyes de la economía son independientes de cualquier consideración ética?». «¿Cuántas veces la valoración de la transformación de una obra o la venta de un inmueble se ve solo sobre la base de un análisis de los costes-beneficios y del valor del mercado? ¡Que Dios nos libre del espíritu del funcionalismo y de caer en la trampa de la avaricia»!».

La austeridad debe caracterizar el estilo de vida de los religiosos. Hay que «comenzar con las pequeñas elecciones cotidianas», dice el Papa. «Cada uno está llamado a hacer su parte, a usar los bienes para tomar decisiones solidarias, a tener cuidado de la Creación, a medirse con la pobreza de las familias que seguramente viven a nuestro lado», añade. «Se trata de adquirir una costumbre, un estilo en el signo de la justicia y del compartir, esforzándose –porque a menudo sería más cómodo hacer lo contrario– en elegir opciones de honestidad, sabiendo que, simplemente, es lo que tenemos que hacer».