Los obispos lamentan que los preparativos de boda se centren en el banquete - Alfa y Omega

Los obispos lamentan que los preparativos de boda se centren en el banquete

Los obispos españoles lamentan que en la actualidad los preparativos de la boda se centren en las invitaciones, el vestido de novia o el banquete, «demasiado costosos», algo que disuade a algunas parejas de casarse

Europa Press

«Por desgracia, la preparación próxima al matrimonio tiende a concentrarse en las invitaciones, la vestimenta, la fiesta y los innumerables detalles que consumen tanto el presupuesto como las energías y la alegría», afirman los obispos en su mensaje con motivo de la Jornada de la Sagrada Familia de 2016, que se celebrará el 30 de diciembre bajo el lema Vivir la alegría del amor en la familia.

«Los novios llegan agobiados y agotados al casamiento, en lugar de dedicar las mejores fuerzas a prepararse como pareja para el gran paso que van a dar juntos», señalan.

El texto, firmado por los prelados de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal, que preside el obispo de Bilbao, Mario Iceta, precisa que esta mentalidad se refleja también en «algunas uniones de hecho que nunca llegan al casamiento porque piensan en festejos demasiado costosos, en lugar de dar prioridad al amor mutuo y a su formalización ante los demás».

Por ello, consideran «urgente» hacer una presentación renovada de «la profundidad, centralidad e importancia decisiva» de contraer matrimonio y ofrecer una adecuada formación a los seminaristas, sacerdotes y agentes de pastoral familiar y, «¡cómo no!», a los novios, «protagonistas de la apasionante aventura de responder generosamente a la vocación matrimonial». Los obispos proponen que estos sean acompañados durante el noviazgo y, especialmente, en los primeros años después de la boda.

Los prelados precisan que la cultura actual está marcada por «lo provisorio» y citan las palabras del Papa en la exhortación Amoris laetitia. «Me refiero —dice Francisco— por ejemplo, a la velocidad con la que las personas pasan de una relación afectiva a otra. Creen que el amor, como en las redes sociales, se puede conectar o desconectar a gusto del consumidor e incluso bloquear rápidamente».

Conciliación laboral y familiar

También enumeran algunas dificultades sociales como «la falta de una vivienda digna o adecuada; la falta de derechos de los niños; la necesidad de mejorar la conciliación laboral y familiar; la dificultad de apreciar el don inmenso que supone toda vida humana o la búsqueda obsesiva de placer».

Si bien, aseguran que estos desafíos, lejos de constituir obstáculos insalvables, se convierten para la familia cristiana y para la Iglesia en «una oportunidad» para «fortalecerse».

En concreto, los obispos invitan a las familias a acoger a quienes corren el riesgo de ser descartados o «caer en las orillas de la marginación y la exclusión», tal y como pide el Papa: a las madres adolescentes, niños sin padres, mujeres solas que deben llevar adelante la educación de sus hijos, personas con discapacidad, jóvenes que luchan contra una adicción, solteros, separados o viudos que sufren la soledad, así como ancianos y enfermos que no reciben el apoyo de sus hijos.

Por otra parte, recuerdan que los matrimonios necesitan «tiempo disponible y gratuito, que coloque otras cosas en un segundo lugar» y citan también al Pontífice: «Hace falta tiempo para dialogar, para abrazarse sin prisa, para compartir proyectos, para escucharse, para mirarse, para valorarse, para fortalecer la relación. A veces, el problema es el ritmo frenético de la sociedad, o los tiempos que imponen los compromisos laborales».

El egocentrismo distorsiona el amor

Tampoco obvian que los matrimonios atraviesan a veces momentos de crisis como consecuencia de la propia convivencia, de los hijos, de dificultades económicas o afectivas. Además, se refieren a las crisis provocadas por viejas heridas, porque uno de los miembros de la pareja no ha madurado. «En muchas ocasiones se trata de un amor distorsionado por el egocentrismo», advierten. Para la superación de estas crisis, aconsejan un acompañamiento «personalizado y paciente» por parte de la Iglesia.

En este contexto, los obispos creen necesario crear un ambiente apropiado para que crezcan las familias y generar una cultura verdaderamente familiar porque «no hay persona sin personas, matrimonio sin matrimonios, familia sin familias».

Así, apuntan que el desafío y la misión de la Iglesia en la actualidad es ser «arca de Noé», en palabras del Papa Francisco «hospital de campaña», para que prevalezcan «la alegría» del amor y la familia.

Los obispos concluyen su mensaje encomendando a santa María a todas las familias, en especial, a las que pasan mayores dificultades.