26 de noviembre: beato Giacomo Alberione, fundador de la familia Paulina - Alfa y Omega

26 de noviembre: beato Giacomo Alberione, fundador de la familia Paulina

Redacción

Giacomo Alberione es el fundador de la familia paulina. Con 16 años ingresó en el seminario. El 31 de diciembre de 1900 recibe una luz especial del Señor después de cuatro horas de adoración ante el Santísimo Sacramento. Entrega su vida para la reafirmación de Cristo Camino, Verdad y Vida en el mundo. Giacomo muere el 26 de noviembre de 1971 habiendo cumplido la voluntad de Dios

Giacomo Alberione nació en San Lorenzo di Fossano, Italia, el 4 de abril de 1884, recibiendo el bautismo al día siguiente. Era el cuarto hijo de una familia cristiana y campesina.

Giacomo recibe pronto la llamada de Dios. En el primer año de la escuela elemental, al ser preguntado por la maestra, asegura que, de mayor, «quiero ser cura». La familia se traslada a un pueblo llamado Cherasco y es el cura de esta localidad el que le ayuda a responder a esa llamada de Dios.

Con 16 años Giacomo es admitido en el seminario de Alba y nada más entrar conoce al que posteriormente será su amigo y consejero durante 46 años, el canónigo. Francisco Chiesa.

La noche del 31 de diciembre de 1900, tras pasar cuatro horas ante el Santísimo Sacramento, Giacomo tiene un encuentro especial con el Señor. De la Sagrada Hostia le viene una luz especial y desde aquel momento se siente «profundamente obligado a prepararse para hacer algo por el Señor y por los hombres del nuevo siglo».

El 29 de junio de 1907 es ordenado sacerdote. En la parroquia de Narzole conoce a José Giaccardo, quien será su fiel discípulo. Allí también el recién ordenado sacerdote se da cuenta del peso que puede tener la mujer en el apostolado.

Después de varios años de intensa labor pastoral y de estudio y docencia, Giacomo comprende que el Señor quiere que predique el Evangelio utilizando los medios modernos de comunicación, siguiendo el espíritu del apóstol Pablo.

El 20 de agosto de 1914 el padre Giacomo Alberione comienza en Alba la fundación de la Pía Sociedad de San Pablo (Familia Paulina). En Roma está muriendo el Papa Pío X.

La primera mujer que sigue al padre Alberiones es Teresa Merlo, con la que comienza en 1915 las Hijas de San Pablo. En pocos años el apostolado crece y en 1918 los primeros miembros de la familia paulina parten hacia Susa, en Turín. En 1924 se fundan las Pías Discípulas del Divino Maestro para el apostolado eucarístico, sacerdotal, litúrgico.

En el campo apostólico, don Giacomo imprime ediciones populares de los Libros Sagrados y se lanza a la publicación de numerosos folletos y revistas. También comienzan la construcción de varios templos dedicados a San Pablo.

El gran sueño del sacerdote es la reafirmación de Cristo Camino, Verdad y Vida en el mundo. Y para ello utiliza los instrumentos de la comunicación social. El empeño del Fundador es siempre el mismo: hacer comprender a todos que «la primera preocupación en la Familia Paulina será la santidad de la vida, la segunda la santidad de la doctrina».

También existen sufrimientos en la vida de Giacomo. La muerte de sus primeros colaboradores y las dificultades de expansión de algunas comunidades se suman a «una martirizadora escoliosis que le atormentaba noche y día», según el Vaticano.

El 26 de noviembre de 1971 muere con 87 años. Se va dejando cumplida la misión que Dios le había encomendado. Sus últimas horas se vieron confortadas con la visita y la bendición del Papa Pablo VI, que nunca ocultó su admiración y veneración por el P. Alberione.

En 2003 es declarado beato por el Papa Juan Pablo II.