San Dámaso y la CEE forman sacerdotes para acompañar a los fieles en los procesos de nulidad - Alfa y Omega

San Dámaso y la CEE forman sacerdotes para acompañar a los fieles en los procesos de nulidad

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: CNS

Los matrimonios fracasados no deben estar solos, ni cuando después de agotar todas las vías posibles de reconciliación deciden acudir a un tribunal para comprobar la nulidad de su vínculo, ni durante todo el tiempo que dure este proceso. Este acompañamiento, según la reforma de los procesos de nulidad introducida por el Papa Francisco en el motu proprio Mitis Iudex Dominus Iesus, debe comenzar por la propia parroquia: «La reforma de los procesos de nulidad solicita una mayor implicación a las parroquias. Es en ellas donde debe realizarse el discernimiento inicial, porque son los párrocos y los sacerdotes los que están más en contacto con los matrimonios fracasados. Son ellos los que tienen más elementos para juzgar si unos fieles pueden acudir a su tribunal eclesiástico y verificar así la nulidad o no de su matrimonio. Y además, si al final acuden al tribunal son estos sacerdotes los que deben acompañar espiritualmente a los fieles durante todo el tiempo que dure el proceso. Es decir, la parroquia debe implicarse aún más y dejar los elementos técnicos a los tribunales», afirma Roberto Serres, decano de Derecho Canónico de San Dámaso, vicario judicial de Madrid y uno de los organizadores de la jornada Discernimiento y acompañamiento de los casos de nulidad matrimonial, organizada por San Dámaso y la Conferencia Episcopal Española los días 28 y 29 de noviembre, con la participación del decano de la Rota Romana, Pío Vito Pinto. La previsión es que se celebren jornadas similares en el futuro en toda España para ofrecer este tipo de formación a sacerdotes y agentes de pastoral familiar.

Un ejemplo de esta pastoral de acompañamiento que pide el Papa lo ofrece el padre Javier Martín, párroco de María Virgen Madre y juez también del Tribunal Eclesiástico de Madrid. Desde hace años han ido llegando a su despacho parejas en las que uno de ellos o los dos procede de un matrimonio roto, y él les ha intentado orientar y acompañar a la hora de ir a comprobar la verdad de su vínculo anterior.

«Lo primero que hay que hacer es atenderles humanamente, porque suelen venir con un problema de conciencia. Y ya después, como juez, les oriento si creo que hay motivos para ir a pedir la nulidad». Mientras dura el proceso, no se les deja solos, sino que se les invita a grupos de adultos para vivir su fe. «No son grupos exclusivos de divorciados y separados, sino de personas adultas que quieren vivir su fe» en la parroquia. En concreto, estas personas que vienen de un enlace anterior y están a la espera de sentencia firme «pueden leer la Palabra y vivir su fe, y les ofrecemos dirección espiritual sin confesión sacramental. Son grupos para crecer espiritualmente, pero no les separamos ni hacemos con ellos un gueto, porque sería excluirlos. Ya tienen bastante con su herida».

Un gran consuelo

Para Javier Martín, este acompañamiento «siempre lo ha realizado la Iglesia, no es nuevo. Nosotros se lo ofrecemos respetando siempre lo que el Papa Juan Pablo II estableció en Familiaris consortio: si se trata de divorciados vueltos a casar por lo civil, solo pueden comulgar si viven como hermanos. Si es así y los dos tienen ese convencimiento, pueden recibir la Eucaristía. Si no viven así, porque uno a lo mejor no quiere, entonces no podrían comulgar, pero siempre van a seguir siendo atendidos espiritualmente». Javier Martín es consciente de que «en todo esto hay una gradualidad» y que «no es posible vivir así de la noche a la mañana», pero «con el paso del tiempo, con el don de la fe y con el apoyo de otras personas es posible dar el salto». Para este sacerdote, «esto no ha cambiado con Amoris laetitia. Lo que sí hace el Papa Francisco es exhortarnos a realizar este acompañamiento en todas las parroquias».

¿Qué ocurre si al cabo del tiempo llega la esperada sentencia y resulta negativa? En ese caso, «debemos seguir acompañando a las personas», porque «muchos piensan que no tienen el amor de Dios, cuando sí que lo tienen. Cuando se lo muestras es para ellos un bálsamo y un consuelo muy grande».

Un año de Mitis Iudex

Tras casi un año desde la publicación de la reforma de los procesos de nulidad, los tribunales eclesiásticos de toda España han constatado un aumento considerable de demandas de nulidad por parte de los fieles; en Madrid, este número se ha duplicado en el último año, y los trabajadores del tribunal estiman que la actividad del mismo se ha incrementado en un 300 %.

«Los vicarios judiciales de todas las diócesis nos están diciendo que los casos están aumentando», asegura José Antonio Fuentes, presidente del simposio internacional sobre derecho matrimonial y procesal canónico celebrado recientemente en la Universidad de Navarra. «Aun no tenemos los datos concretos de este último año, pero la impresión general es que han aumentado las causas de primera instancia, al mismo tiempo que se han presentado y resuelto algunas causas por el denominado proceso breve», explica.

De momento, para conocer la repercusión de la reforma en nuestro país, la Asociación Española de Canonistas ha comenzado a promover una encuesta a los vicarios judiciales de todas las diócesis españolas para conocer los datos de este último año. Los resultados de esta encuesta se darán a conocer en la jornada que organiza la asociación el jueves 20 de abril de 2017.