¿Se debe negociar con el gobierno venezolano? - Alfa y Omega

¿Se debe negociar con el gobierno venezolano?

Una emotiva conferencia del padre del opositor Leopoldo López plantea el debate sobre la nueva política del Vaticano hacia Venezuela al término del XVIII Congreso Católicos y Vida Pública. Los cristianos están divididos entre quienes proponen una mayor firmeza y quienes consideran que no hay alternativa al diálogo

Redacción
Florentino Portero y Leopoldo López en la clausura del Congreso Católicos y Vida Pública

«Reafirmamos los valores cristianos como los cimientos para edificar una sociedad mejor». Con esta convicción se ha clausurado este domingo en Madrid el XVIII Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación Universitaria San Pablo CEU.

El manifiesto final hace un llamamiento a «la prosperidad y la concordia» en la sociedad española, y reafirma la vocación católica al diálogo, orientado a la lucha «por la dignidad de las personas y el bien común, desde una auténtica vocación de servicio a la sociedad».

Al mismo tiempo, la ACdP pide que «se protejan nuestros derechos y libertades básicas, entre las que se incluye educar cristianamente a los hijos, tanto en la familia, como en los centros educativos, elegidos por los padres». Y conmina a las autoridades españolas a «que no olviden que la religión católica es mayoritaria en nuestro país y que nuestra Constitución garantiza un elenco de derechos y libertades para todos los ciudadanos». «También pedimos a las autoridades internacionales que luchen infatigablemente por proteger a los cristianos perseguidos en todo el mundo», añade el manifiesto.

«España y Europa no se entienden sin el cristianismo», abunda el texto, que subraya que «la fe es anterior «al nacimiento de cualquier forma política» y que «negar la trascendencia del cristianismo en Europa y en España, deja huérfanas a nuestras sociedades».

«En Europa —prosigue el manifiesto—, somos mayoría las personas bautizadas. Buena parte de ellas llegan hasta el final de sus vidas ejerciendo su vocación cristiana y otras, sin embargo, no la reconocen con firmeza, por miedo o vergüenza a manifestarla, reduciéndola al ámbito de lo privado».

Leopoldo López, mil días en prisión

La lectura del manifiesto estuvo precedida de una conferencia final a cargo de Leopoldo López, padre del opositor encarcelado del mismo nombre. Se cumplen ahora 1.000 días de la detención.

En una exposición muy emotiva, en la que en más de una ocasión se le saltaron las lágrimas, López se definió como una «persona normal», a quien las circunstancias le han obligado a luchar por la libertad de su hijo y «los derechos fundamentales en mi país». El padre del opositor vive exiliado en España desde hace dos años —el gobierno de Rajoy le otorgó la nacionalidad como medida de garantizar su protección— desde que el periódico venezolano de cuyo consejo editorial formaba parte, El Nacional, se atrevió a publicar que en el estado de Nueva York en EE. UU. estaba investigando al entonces presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, por tráfico de drogas y lavado de dinero. «Pero estoy seguro de que ustedes no venían a oírme a mí, querían oír a mi hijo», dijo López, para a continuación dar lectura a varias reflexiones escritas por el líder opositor desde su celda, centradas en cómo la fe le está ayudando a perseverar.

¿Negociar o no negociar con el chavismo?

El encargado de presentar a Leopoldo López fue el analista Florentino Portero, que señaló un paralelismo entre la nueva política de la Santa Sede hacia Venezuela, Colombia y Cuba, con el viraje experimentado a raíz de la Ostpolitik del secretario de Estado Casaroli en tiempos de Juan XXIII y Pablo VI. «Podemos imaginarnos la desazón, el sentimiento de humillación que muchos cristianos del mundo eslavo pudieron sufrir en aquellos momentos», dijo. Con la elección de Juan Pablo II, hubo nuevamente «una rectificación» y se volvió a optar por la firmeza.

«No siempre es fácil saber qué es lo más sensato, dónde está el mayor coste», añadió Portero para explicar estos cambios de rumbo, entre los que incluyó también «el giro que está dando el Papa a la política con China», criticado por sectores de la Iglesia, comenzando por el arzobispo emérito de Hong Kong, el cardenal Zen.

Pero si hay una situación compleja es Venezuela. «Los cristianos están divididos» sobre la relación con el régimen chavista. «Algunos cristianos dicen: “No hay más remedio que la negociación”» para evitar, como argumenta el Vaticano, un baño de sangre. El encarcelado Leopoldo López —recordó Florentino Portero— está, sin embargo, «al frente de un partido que sostiene: “No nos engañemos, no hay nada que hacer. Las negociaciones es tiempo que estamos regalando a la otra parte. No queda más remedio que la firmeza”».

«Hoy el eje compuesto por Cuba, por Colombia, por Venezuela plantea a los cristianos en general y a la Santa Sede en particular un reto: ¿Qué hacer? ¿Ha estado bien intervenir en los acuerdos en Colombia, que finalmente los ciudadanos han rechazado? ¿Está bien la apertura a Cuba? ¿Está bien el papel de la Santa Sede mediando en Venezuela?», son las preguntas que dejó caer Portero.