Una puerta al Paraíso - Alfa y Omega

Una puerta al Paraíso

Maica Rivera

Diamante, primogénito de una familia muy humilde en el Londres victoriano, traba amistad durante una fría noche con Viento del Norte, bella y misteriosa dama de largos cabellos que le hará volar por los aires dejándole siempre la promesa de un lejano país mágico. Esta es la historia de ese niño de sensibilidad especial, que es la nuestra propia, interior, hacia ese destino último, y a la vez primero, de la vida, contada alegóricamente por George MacDonald (1824-1905) en esta obra maestra. Se trata de una joya inédita que fue publicada por entregas en el periódico infantil Good Words for the Young del que el autor escocés fue editor, heredera de la sensibilidad del Romanticismo decimonónico en temas como el niño, la naturaleza y la mujer. Pero la narración trasciende el tópico por su dominante vocación cristiana, cuya fuerza arrolladora dota de valores decisivos a gestas como la recuperación de la autenticidad a través de la infancia o motivos como los viajes exóticos, el genio incomprendido o el llanto gozoso. Sobre todo, la superación romántica de MacDonald llega en relación a la comunión con la naturaleza, que en estas páginas trasciende el panteísmo hacia una espiritualidad más definida, con nombre y apellidos. Sin mucha dificultad, quedan atrás ambigüedades, incluso en personajes delicados como el de Viento del Norte con su feminidad feérica entre lo etéreo y lo prerrafaelita. Al igual que en la anterior obra, Fantastes, editada, también con mimo por la editorial Atalanta hace dos años, MacDonald se reafirma como experto en la conquista de esos umbrales físicos y metafísicos que se esfuerza en marcar constantemente, a través del asalto por parte de los protagonistas de ventanas, puertas y muros en pos de lo sublime.

El aliento de Dios

¿A qué le suena esto a bote pronto al lector de hoy? Está claro: a Narnia. Mundo fantástico creado por C. S. Lewis al que se entra, recordemos, a través de un armario-portal, y que equivale a ese ignoto más allá del viento del norte. He aquí, por tanto, el protoarte del mito que luego harían suyo, durante los años cincuenta, tanto Lewis como su célebre amigo J. R. R. Tolkien, en las crónicas narnianas y El Señor de los Anillos, respectivamente. Este libro revela con nitidez el magisterio de MacDonald sobre Lewis, en cuya conversión tan importante fue, curiosamente, un soplo de viento (remisión directa al Espíritu Santo) que ha quedado documentado por el biógrafo de Tolkien y su círculo de autores cristianos. Pero cierta complejidad de MacDonald conecta más con la línea evolutiva tolkieniana, en la medida en que su juego de arquetipos, en constante cambio, no permite establecer una lista inamovible de correspondencias, apenas unívocas a lo largo de algunos párrafos, con identidades y acciones evangélicas o lo cristológico. Lo que sí se espera casi desde el comienzo (pistas: haberlas, haylas), y no por ello deja de ser conmovedor, es la suerte de anagnórisis final, ese reconocimiento de personajes que da un giro crucial a toda la historia y sus lecturas profundas. Todo son razones para evitar el error de confinar este clásico a la estantería infantil. Lo dijo Lewis: «Algún día serás lo suficientemente mayor para volver a leer cuentos de hadas».

Más allá del Viento del Norte
Autor:

George MacDonald

Editorial:

Ático de los Libros