La resurrección del Pórtico de la Gloria encara su recta final - Alfa y Omega

La resurrección del Pórtico de la Gloria encara su recta final

Técnicas punteras y un planteamiento de trabajo muy novedoso en restauración se combinan para culminar en 2017 la obra, que servirá de referencia a otros conjuntos. La labor de mantenimiento no terminará ya nunca

ABC
Foto: Miguel Muñiz

Marta Gómez Ubierna acaba de colocar un nanogel sobre la frente del evangelista san Lucas, junto al majestuoso Cristo coronado y sedente del Pórtico de la Gloria. Ha sido un pequeño movimiento con el que «eliminar la suciedad y los depósitos inestables que hay sobre la policromía», pero para que esta restauradora lo haya podido realizar se ha necesitado casi una década de investigación. Con esta y otras técnicas punteras se avanza, sin prisa pero sin pausa, en la rehabilitación de esta joya del románico ubicada tras la fachada barroca de la catedral de Santiago.

«El planteamiento de esta intervención es muy novedoso: tenemos un amplio equipo con perfiles variados que comprueba y valida constantemente todo lo que hacemos», explica Ana Laborde, coordinadora de este proyecto, financiado por la Fundación Barrié. Suma treinta años de oficio en el Instituto del Patrimonio Cultural y asegura que esta es la obra de restauración escultórica más ambiciosa desarrollada: «En adelante será el ejemplo a seguir». Se prevé que en 2017 el Pórtico pueda lucir limpio, con restos a la vista de los colores que los peregrinos de siglos anteriores contemplaron. Pero no será el final de su tarea: «La labor de mantenimiento no se podrá abandonar nunca», advierte.

Los trabajos en la bóveda ya están prácticamente concluidos. «Estaba llena de pintura plástica y cemento. Ahora han salido los acabados antiguos», comenta Laborde a ABC en el último nivel del andamiaje que cubre el conjunto ideado por el Maestro Mateo, artista que desde el día 29 protagonizará una exposición en el Museo del Prado. En los pisos inferiores trabajan ocho especialistas más. Portan en sus manos instrumentos como videomicroscopios conectados a un portátil para «comprobar variaciones en la superficie de las figuras antes y después de aplicar un producto, si está penetrando, si hay un movimiento de sales…»; láseres con varias longitudes de onda «que se usan en función del estado, pues lo que funciona en un punto no sirve en otro»; sistemas gelificados «que no se hacen solubles y, por tanto, no resultan tóxicos»; microaspiradores, cepillos de ínfimas hebras, pequeñas jeringuillas… La liturgia se mezcla con la química y la física.

El tratamiento aplicado a las figuras es analizado con videomicroscopios. Foto: Miguel Muñiz

Tratamientos reversibles

Estefanía Grandín lleva dos días con un capitel. Y ahora Montserrat Lasunción (el verbo «restaurar» se conjuga en femenino en el Pórtico) le da el relevo para consolidar los materiales. Así van emergiendo los dorados de la túnica de san Lucas y una gama de tonalidades, algunas tan apreciadas como el azul lapislázuli. En muchas zonas, especialmente en las más próximas a la torre sur del Obradoiro, ya solo queda el granito al aire: «Cada día se caen pequeños fragmentos de policromía si no actuamos», afirmó Laborde este verano en una charla. Se ha llegado a tiempo, pero el paciente se encontraba ya en una situación crítica, fruto del abandono en épocas pretéritas. «Solo ha habido intervenciones puntuales y no hubo seguimiento –detalla Laborde–. Influye, además, el clima de Compostela, con la humedad que se filtraba por las torres y las cubiertas del templo», que convertían al Pórtico en el ecosistema ideal para musgos y algas. Sobre estas partes del santuario también se está actuando y se monitorizan las condiciones ambientales y en el interior de la piedra mediante el empleo de sondas.

Algunos de los materiales aplicados en intervenciones pasadas han resultado perjudiciales a lo largo plazo. De ahí que ahora se apueste «por productos muy reversibles que nos van a permitir que si hay que insistir en algún tratamiento, no bloquee la aplicación de otro producto o de técnicas que surgirán en el futuro mejorando las posibilidades que tenemos hoy». Incluso se realizan pruebas de envejecimiento para saber cuál será la evolución con el paso del tiempo.

Una miembro del equipo trabaja con un microaspirador. Foto: Miguel Muñiz

Efectos del pasado

Haber incrementado el conocimiento con estudios como los desarrollados por los investigadores de la Fundación Andrew W. Mellon «hace más difícil tomar decisiones». Hoy se sabe cuál fue el comportamiento de la cera de abeja aplicada en 1960, de las resinas sintéticas de 1992 o de la cola de animal utilizada cada vez que fue repolicromado.

El Pórtico lo revela todo y así aparecen en él restos de los moldes de gelatina con los que se hizo la copia que hoy se expone en el Victoria & Albert Museum de Londres. También se han hallado otras curiosidades como conchas incrustadas en las juntas, alguna vetusta moneda o una caja de cerillas del siglo XIX.

El equipo habitual que resucita el Pórtico se nutre de las aportaciones de nombres como la restauradora Rocío Bruquetas, del Museo de América, de visita hoy en el improvisado despacho con vistas a la plaza del Obradoiro. «Conoce las técnicas de ejecución de ciertas policromías y me interesaba conocer su opinión», señala Laborde. «Esta es nuestra Capilla Sixtina y en España no se le da la importancia que tiene. En Italia sería diferente», interviene Bruquetas. A las cinco de la tarde se apaga la luz en el Pórtico. Mañana este grupo de cirujanos del arte continuará. El joven profeta Daniel tampoco pierde su famosa sonrisa en la oscuridad. Una nueva vida para él y el resto de personajes del Pórtico está cada vez más cerca.

Abraham Coco / ABC