Enfoque - Alfa y Omega
Un jesuita con los jesuitas

«El jesuita es un servidor de la alegría del Evangelio» llamado a llevar la misericordia de Dios «a los más pobres, a los pecadores, a los sobrantes y crucificados del mundo actual»; a adoptar «el rostro, el acento y el modo de todos los pueblos, de cada cultura, metiéndose en todos ellos […] para hacer allí Iglesia con cada uno, inculturando el Evangelio y evangelizando cada cultura». Son palabras de Francisco en la que, de algún modo, es su tercera Congregación General. Francisco no se recató en dejar traslucir tras ellas a un pastor que sigue teniendo corazón jesuita, y, casi con nostalgia, exhortó a sus hermanos a seguir «yendo a las periferias donde otros no llegan».

Refugiados bajo las alfombras

El desmantelamiento del campo de Calais era «un deber humanitario», asegura el ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve. En pleno corazón de Europa, la imagen de esos cerca de 7.000 refugiados en condiciones infrahumanas resultaba intolerable, y el Gobierno ha decidido reubicarlos en centros dispersos por todo el país. Pero hay problemas que no desaparecen aunque los escondamos bajo una alfombra. En Turquía, país al que la UE paga para que le resuelva la crisis de los refugiados, la BBC británica ha descubierto múltiples casos de refugiados sirios (niños incluidos) trabajando en situaciones cercanas a la esclavitud en talleres textiles que sirven a grandes empresas como Marks and Spencer, Asos, Mango o Zara.

Castel Gandolfo se abre completamente al público

Todo el palacio de Castel Gandolfo, incluido el dormitorio papal, podrá ser visitado por los turistas. Francisco ha completado así la apertura al público de una residencia construida por Urbano VIII (1623-1644) y que ha servido de residencia de verano a varios Pontífices. Pío XII murió en este lugar (igual que Pablo VI), donde solía pasar largas temporadas. Juan XXIII inauguró la costumbre de rezar el ángelus con vecinos y peregrinos, y Juan Pablo II se recuperó aquí del atentado sufrido en 1981. El último en utilizar esta residencia fue Benedicto XVI, que reunía allí cada verano a sus antiguos alumnos, y eligió Castel Gandolfo para retirarse de forma temporal tras su renuncia.