Cardenal Blázquez, «un hombre bondadoso y cercano», «un cura de toda la vida» - Alfa y Omega

Cardenal Blázquez, «un hombre bondadoso y cercano», «un cura de toda la vida»

Elogios al neocardenal Ricardo Blázquez y gratitud al Papa por su nombramiento

Ricardo Benjumea

Tras conocerse que el Papa creará cardenal al Presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, la CEE difundió un comunicado en el que «expresa su alegría y gratitud al Papa Francisco por el nombramiento».

«Esta elección, además del reconocimiento pontificio a la generosa y abnegada trayectoria episcopal de monseñor Ricardo Blázquez al servicio de la Iglesia y a su vocación y trabajo teológico, es también una señal que refuerza, aún más, la especial vinculación y comunión de la Iglesia en España con el Romano Pontífice, Sucesor del Apóstol san Pedro», añade la nota, que recuerda que también es español otro de los neocardenales, el obispo de David (Panamá), el agustino recoleto monseñor José Luis Lacunza Maestrojuán, obispo de David (Panamá), motivo por el que, desde la CEE, se afirma que «nuestra alegría es aún mayor».

Entre las felicitaciones y muestras de alegría por el nombramiento de monseñor Blázquez, destaca la de su diócesis de origen. «Toda la Iglesia de Ávila, encabezada por su obispo, monseñor Jesús García Burillo, recibe con gran alegría y satisfacción esta noticia que anuncia que un hijo de esta diócesis recibirá tan magna distinción del Santo Padre. Es un motivo de gozo para todos nosotros», afirma la diócesis en un comunicado.

«Monseñor Ricardo Blázquez –recuerda este obispado– es natural de la localidad abulense de Villanueva del Campillo, donde nació el 13 de abril de 1942. En su pueblo natal siempre estaba dispuesto a echar una mano a su padre con las tareas del campo y el ganado. Su vocación religiosa la despertó junto al párroco de Villanueva, el padre Fidel, con quien ejerció como monaguillo. Y muy pronto, con sólo 12 años, salió de su pueblo para estudiar en el Seminario Menor, que entonces se encontraba en Arenas de San Pedro. De allí, al Seminario Mayor de Ávila, donde continuó sus estudios hasta 1967. En ese año, el entonces obispo de Ávila, don Santos Moro Briz, le ordena sacerdote el 18 de febrero. Obtuvo después el doctorado en Teología por la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma (1967-1972) y también estudió en varias universidades alemanas. En nuestra diócesis también se le recuerda por haber sido el secretario personal de don Baldomero Jiménez Duque, por entonces Rector del Seminario de Ávila».

«La faceta más sobresaliente de don Ricardo fue su actividad como docente. Secretario del Instituto Teológico Abulense (1972-1976), fue también durante 14 años profesor de la Facultad de teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Una Facultad de la que también fue decano entre 1978 y 1981. Más tarde, con el nuevo milenio, fue nombrado Gran Canciller de la Universidad Pontificia de Salamanca (2000-2004). Dos disciplinas constituyeron siempre su tarea docente y sus escritos: la Cristología y la Eclesiología. Dos ejes profundos de su vida cristiana y sacerdotal: el gozo de seguir a Cristo muerto y resucitado, y la alegría de sentirse en la Iglesia como en casa».

«Su labor como profesor se interrumpe en abril de 1988, cuando fue elegido obispo de la Iglesia titular de Germa di Galazia y nombrado obispo auxiliar de Santiago de Compostela. De ahí pasó a ser obispo de Palencia (1992), obispo de Bilbao (1995) y finalmente arzobispo de Valladolid (2010). En el seno de la Conferencia Episcopal (además de sus mandatos como Presidente y Vicepresidente), ha sido miembro de la Comisión para la Doctrina de la Fe (1988-1993) y de la Comisión Litúrgica (1990-1993), y presidente de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe (1993-2003) y de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales (2002-2005)».

«Quienes mejor le conocen en la diócesis le definen como un hombre bondadoso, prudente, tranquilo, cercano y sencillo, con gran espíritu trabajador, y que siempre se ha sentido orgulloso de sus orígenes humildes; un cura de Ávila de toda la vida. Un hombre que sabe muy bien estar. También destacan su inagotable capacidad de diálogo, y un excepcional carácter conciliador, como demostró en su etapa como obispo de Bilbao».

«Aficionado a leer libros de historia (especialmente de historia de España), tiene por costumbre visitar frecuentemente a la diócesis que le vio nacer y donde comenzó su ministerio sacerdotal. También suele descansar cada verano a los pies de Gredos, en el santuario franciscano de San Pedro de Alcántara (en Arenas de San Pedro). En los últimos meses ha estado con los abulenses en varias ocasiones; le recordamos, sobre todo, presidiendo el pasado 15 de octubre de 2014 la Misa de Apertura del Año Jubilar Teresiano por el V Centenario de Santa Teresa, en la que participaron más de 7.000 personas».