Paella hortelana de las mercedarias de Noja - Alfa y Omega

Paella hortelana de las mercedarias de Noja

Cristina Sánchez Aguilar
Foto: Monasterio de Santa María de la Merced de Noja.

Las nueve mercedarias de Noja sobreviven —literalmente— gracias al obrador de repostería en el que venden sobaos pasiegos o quesadas. Los visitantes de la villa marinera pueden encontrar estas delicias típicas cántabras —y otros dulces como rosquillas, mazarrones, nevaditos o pastas de té—, en los bajos de una casona antigua de pueblo, en la calle Cabanzo 27, que desde 1988 hace las veces de convento.

Como su quehacer diario transcurre entre azúcar y harina, han decidido ofrecernos una receta salada, «por variar un poco». Su arroz de verduras o paella hortelana, como llaman ellas a la receta, «lo hacemos muchas veces como plato único y a todas las hermanas les encanta». Lo asegura la madre superiora, sor Josefina, una de las cuatro españolas que quedan en el convento, tres de ellas mayores de 70 años. Las últimas incorporaciones, que bajan la media de edad porque no llegan a los 44 años, han llegado desde India y México.

De Kerala a Noja

Una de ellas es sor María. Nacida en el estado de Kerala, se quedó sin madre cuando tenía un año y medio. «Viví con mi abuela, siempre en un ambiente muy cristiano», recuerda la religiosa. «Rezábamos el rosario en familia y leíamos la Biblia en casa. En mi pueblo había monjas y ya desde pequeña, al verlas, me entraban ganas de ser como ellas». Pero la oposición de su padre hizo que la joven reprimiera su vocación hasta años después. «Estudié Enfermería y Farmacia y me puse a trabajar en un hospital, pero no encontraba satisfacción». Cuando por fin tomó la decisión, solicitó venir a España y ya lleva 21 años como religiosa de la Merced.

Foto: Monasterio de Santa María de la Merced de Noja.

Escasez de vocaciones

«Nos gustaría tener más vocaciones, pero en Noja hay pocos jóvenes. Solo en verano esto se llena de gente, pero claro, vienen de paso», añade la superiora. Aunque en agosto, tres chicas de Madrid conocieron el convento y quisieron ayudar a las hermanas. «Las pusimos a empaquetar rosquillas y estaban contentísimas», recuerda. «Fue una forma muy bonita de dar a conocer la orden mercedaria».

Rescatadores de cautivos

La orden nació en 1218 para rescatar cautivos del norte de África. «Hasta 1265 no nació la rama femenina. Los frailes no eran contemplativos, pero sí eran hombres de oración. Y cuando se embarcaban en un viaje para tratar con los esclavistas, siempre hacían primero una parada en el convento más cercano para rezar con las monjas». Monjas que no nacieron como contemplativas, sino que «se dedicaban a la oración y a ayudar a los rescatados en el hospital, por ejemplo en el Santa Eulalia de Barcelona». Pero a lo largo de los siglos «se impuso la clausura, que se formalizó con el Concilio de Trento».

Este convento, sin reja desde su creación, tiene una capilla abierta a la oración «que se llena en verano. La tenemos abierta desde las 7:30 horas hasta las 20:30 horas». Y los vecinos «también vienen a rezar con nosotras, y nos piden oración por todos los medios: al teléfono, en el locutorio, por correo electrónico… Nosotras ofrecemos palabras de consuelo y confianza en Dios y rezamos por sus intenciones».

Ha sido maravilloso encontrar a estas monjas, porque aquí ya tienen un futura compradora habitual de sus sobaos durante las visitas norteñas.

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Paella hortelana con huevos cocidos

Ingredientes

Para 9 personas:

  • 9 huevos
  • Aceite
  • Sal
  • Un limón grande
  • Media cucharita de curri en polvo
  • Verduras: zanahorias ralladas, judías verdes, una cebolla grande, guisantes, pimiento rojo, espárragos y alcachofas

Preparación

Se pican las verduras lo más fino posible. Después, se pone a calentar el aceite en una cazuela paellera y cuando esté caliente se echan las verduras, revolviendo poco a poco. Cuando ya estén pochas, hay que echar el curri y el zumo del limón y remover. Mientras tanto, se pone a cocer el arroz con la sal y los huevos, en dos cazos distintos. Cuando esté cocido el arroz, se escurre y se mezcla con la verdura. Después hay que removerlo suavemente y dejarlo reposar, tapado, unos minutos. A continuación se pelan los huevos, se colocan sobre el arroz y se adornan al gusto con las verduras. ¡Buen provecho!