El largo camino por recorrer para acabar con el bullying - Alfa y Omega

El largo camino por recorrer para acabar con el bullying

Aunque se van dando pasos en la buena dirección, todavía queda mucho para que el acoso deje de ser una realidad en los colegios de nuestro país. A día de hoy, la medida estrella del Gobierno es la puesta en marcha de un teléfono que gestionará un call center dedicado a la gestión de clientes, que logró la adjudicación gracias a que el pliego de condiciones del Ministerio de Educación valoró de igual forma la oferta económica y las competencias profesionales

Fran Otero
El acoso escolar ha crecido en el último año un 75 %, según un estudio de la Fundación ANAR. Foto: Isabel Permuy

«No puedo ir al colegio… A veces temo por mi vida, otras deseo que vengan a por mí y que pase para que termine todo». Habla un adolescente de 14 años que sufre acoso escolar y lo hace a través del teléfono de la Fundación ANAR, de ayuda y adolescentes en riesgo. Al otro lado, un psicólogo voluntario le atiende no sin antes haber pasado cientos de horas de formación –prácticas incluidas– en la propia fundación, con reconocimiento por parte del Colegio Oficial de Psicólogos.

ANAR viene constatando desde hace años la realidad de la violencia contra la infancia. El pasado mes de abril la fundación presentó su primer estudio específicamente dedicado al acoso escolar a partir de las llamadas recibidas. Una de las conclusiones es que, en 2015, los casos aumentaron un 75 % con respecto al año anterior. La mayor parte del acoso se produce entre los 11 y los 13 años, y el 30,7 % de los niños que lo sufre reconoce no habérselo contado a sus padres.

Esta realidad ha obligado a las administraciones a tomar cartas en el asunto. El Ministerio de Educación presentó la semana pasada un teléfono para denunciar el acoso escolar, dentro y fuera de los centros, incluido el llamado ciberacoso: el 900 018 018. Es una de las medidas estrella de un plan sobre convivencia escolar que comenzará a funcionar el próximo 1 de noviembre.

La adjudicación

Hasta ahí, todo bien. Existe el consenso de que esta puede ser una medida muy útil, pero el proceso de adjudicación, aunque ajustado a ley, deja algunas dudas. La primera, que se encargue este servicio a la empresa AlcaláBC, un call center que se dedica, fundamentalmente, a ofrecer a empresas un canal de comunicación con sus clientes. Es cierto que obtuvo la máxima puntuación, según el informe de la comisión calificadora al que ha tenido acceso Alfa y Omega, pero ello se debió fundamentalmente a su oferta económica (45,88 sobre 50), que se calcula mediante una ecuación. En la oferta técnica –o lo que es lo mismo, las cualidades y competencias del solicitante para hacer ese trabajo, un juicio de valor– , obtuvo la mitad. Lo mismo sucede con la empresa que quedó en segundo lugar, ServitelCo: logró 50 sobre 50 en propuesta económica, mientras que en la parte técnica se quedó en 21,29. Tan ventajosas eran estas dos ofertas a nivel económico que la mesa de contratación pidió más información a las empresas para que justificasen «la inclusión de valores anormales y desproporcionados», pues veían difícil el cumplimiento de esos compromisos. Finalmente, se aceptaron.

En tercer lugar del concurso aparece la Fundación ANAR, una organización sin ánimo de lucro que presentó la mejor oferta técnica para gestionar el teléfono –puntuó 42,46 sobre 50, la única licitadora que superó los 30 puntos–, aunque le penalizó frente a las otras dos su oferta económica, 90.000 euros más cara que la ganadora.

La conclusión es clara: la gestión de un servicio tan delicado como el teléfono del acoso escolar queda en manos de una empresa gracias a la oferta económica que realiza frente a una fundación que lleva más 20 años escuchando a niños y adolescentes. Tal es la sorpresa que generó en esta entidad sin ánimo de lucro la resolución que presentó un recurso ante el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales. ANAR alegaba que la valoración realizada en algunos criterios y subcriterios fue «errónea y arbitraria» y añadía que se valoró «indebidamente» a las dos empresas que quedaron inmediatamente por delante. Además, explicaba que «el informe técnico de valoración introduce subcriterios no previstos en el pliego de cláusulas administrativas particulares». La resolución no fue favorable a la fundación; según el órgano de contratación, esta acudió al concurso con esas condiciones y, por tanto, debería haberlas recurrido si no estaba de acuerdo, la misma argumentación que expuso AlcaláBC.

Deficiencias del sistema

En cualquier caso, haga bien o mal su trabajo la empresa elegida, terminar con la realidad del bullying necesita más medidas. Javier Pérez Aznar, presidente de la asociación No al Acoso Escolar (NACE) cree que sería mejor invertir el dinero del teléfono en la formación del profesorado, evitando así que los niños tengan que recurrir a la llamada. «Lo que se está haciendo no funciona. Cada vez hay más casos, pero no se hace nada. Ninguna carrera –Pedagogía, Psicología o Magisterio– tiene formación y, claro, salen sin ningún tipo de conocimiento sobre este fenómeno», añade. Estas carencias las solventan asociaciones como la suya con diferentes cursos, pero no dan abasto. En Galicia, han realizado un curso online para 56 profesores, pero hay unos 500 en lista de espera.

Otra de las dificultades es el vacío legal. No existe como delito y, por tanto, cuando se produce un suicidio por este motivo no se le reconoce como causa; siempre se va a desestimar. A estos problemas se unen la falta de datos contrastados, por lo que se ve necesaria la creación de un observatorio con estadísticas actuales. La otra urgencia tiene que ver con la implicación de las familias y centros en la lucha contra el acoso. Cuando esta se produce, se acaba el acoso.