El doble milagro del cura Brochero - Alfa y Omega

El doble milagro del cura Brochero

El apóstol de los gauchos será canonizado por la curación de una niña. La familia de esta también le atribuye la conversión de su madre. Los obispos argentinos quieren que sea patrón del clero de ese país

María Martínez López
Tapiz que se utilizará en la canonización del cura Brochero. Foto: Prensa de la Archidiócesis de Córdoba, Argentina

Raúl Ríos y Marina Bertaggia recibieron el 25 de octubre de 2013 una noticia terrible: su nieta Camila se debatía entre la vida y la muerte en San Juan (Argentina), tras una paliza a manos de su padrastro ante la inacción de su madre, también víctima de violencia. Si sobrevivía, la niña quedaría en estado vegetativo. En medio de la oscuridad, «Brochero vino a buscarnos –cuenta Marina–. Nosotros no lo conocíamos. Una íntima amiga mía, Ninfa, me trajo un cuadro y un libro de él». El sacerdote de la Córdoba argentina José Gabriel Brochero (1840-1914) había sido beatificado solo un mes antes, el 14 de septiembre.

«Le rezamos mucho». Al terminar la segunda novena, Camila comenzó a mejorar. Solo le han quedado ligeras secuelas en una mano y una pierna. «Ha cumplido 11 años, y está feliz porque va a ir a conocer al Papa –comparte su abuela–. Viaja con su papá», con quien vive ahora, para celebrar la canonización que su curación, reconocida el 22 de enero como milagrosa, ha hecho posible.

Pero el milagro va más allá: «Hemos seguido rezando a Brochero. Nos ha ayudado mucho a soportar el problema con nuestra hija, que está presa. Gracias a Dios, ella ha vivido un cambio muy grande, ha vuelto a la fe». Marina habla con Alfa y Omega minutos antes de despegar hacia Roma con la diócesis de Cruz del Eje para participar en la canonización.

Cruz del Eje, separada de la archidiócesis de Córdoba en 1963, es la diócesis de Villa Cura Brochero, donde murió el sacerdote, y por ello coactora de la causa de canonización. Monseñor Santiago Olivera, su obispo, recuerda también desde el aeropuerto que «cuando me hicieron obispo en 2008», todavía con Benedicto XVI, «el nuncio me dijo: “Le pido especialmente que se ocupe de esta causa”».

«Todavía estaría peleando»

Ahora que ha llegado a buen puerto, el obispo está encantado de que el tapiz que se desplegará el domingo en la plaza de San Pedro muestre al cura Brochero «con su mula Malacara. Nosotros lo identificamos así, yendo rancho por rancho, casa por casa, buscando a sus ovejas» por los 4.300 kilómetros cuadrados de su parroquia. «Fue muy sacerdote. Su pasión era que los hombres se encontraran con Jesús. Cuando le criticaban porque se juntaba con gente mala decía que la culpa la tenía Jesucristo por venir para ellos». A cada uno lo invitaba a los ejercicios espirituales que dirigía, en tandas «de 400 o 500 personas. Él sabía ponerlos al alcance de todos, con un lenguaje sencillo pero profundo».

Junto a esta labor pastoral, se implicó totalmente en el desarrollo de la población gaucha del valle de Traslasierra, pues «entendió que la promoción humana y el Evangelio van unidos», explica el obispo. Lo hizo azada en mano, «abriendo con su gente caminos y rutas». Pero también luchando ante las instituciones «para que hubiera carreteras, escuelas, ferrocarril». Consiguió que el Congreso aprobara una ley para construir el tren y hasta «propuso su trazado», pero la ley «nunca se llegó a aplicar». Si viviera, «todavía estaría peleando» «para que la luz eléctrica y el agua potable llegaran a todos los departamentos» de la zona.

Monseñor Olivera cree que el cura gaucho representa «el modelo de sacerdote que tiene Francisco: en medio de su pueblo, con olor a oveja». En Cruz del Eje, ya es el patrono del clero, «y le vamos a pedir al Papa que lo sea del clero de toda la Argentina. Ya lo vivimos como nuestro modelo».