«La misión no es proselitismo, sino atracción a Cristo a partir de la unión con Él» - Alfa y Omega

«La misión no es proselitismo, sino atracción a Cristo a partir de la unión con Él»

José Calderero de Aldecoa

Audiencia ecuménica del Papa, dedicada a su viaje de este fin de semana por Georgia y Azerbaiyán, en la que ha asegurado que el testimonio de Elías II, patriarca de Georgia, «me ha hecho mucho bien al corazón y al alma». Según Francisco, en su viaje –junto con el realizado a Armenia en junio– ha «podido confirmar a la Iglesia Católica que vive allí» y «animar el camino de estas poblaciones hacia la paz y la fraternidad».

«La Iglesia Católica está llamada a estar presente, a ser cercana, especialmente en el signo de la caridad y de la promoción humana; y ella trata de hacerlo en comunión con las otras Iglesias y comunidades cristianas y en diálogo con las otras comunidades religiosas, con la certeza que Dios es Padre de todos y nosotros somos hermanos y hermanas», ha dicho el Santo Padre.

La misión no es proselitismo

El Pontífice ha recordado primero su estancia en Georgia donde la misión de la Iglesia «pasa naturalmente a través de la colaboración con los hermanos ortodoxos». Esta unidad, ha añadido, «es corroborada por la sangre de tantos mártires de las diversas confesiones cristianas».

De la misión en este país del Cáucaso, el Papa dicho que «no es jamás proselitismo, sino atracción a Cristo a partir de la fuerte unión con Él en la oración, la adoración y en la caridad concreta».

Presencia evangélica como semilla

«Este estilo de presencia evangélica como semilla del Reino de Dios es todavía más necesario en Azerbaiyán, donde la mayoría de la población es musulmana» y los católicos son poco más de 500 personas.

De la segunda etapa de su viaje, en Azerbaiyán, Francisco ha destacado la Eucaristía y el encuentro interreligioso. «La comunión con Cristo impulsa a buscar el encuentro y el diálogo con todos aquellos que creen en Dios para construir juntos un mundo más justo y fraterno».

El Papa ha concluido la audiencia deseando «que las cuestiones abiertas puedan encontrar buenas soluciones y todas las poblaciones caucásicas vivan en la paz y en el respeto recíproco».

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El pasado fin de semana he realizado el viaje apostólico a Georgia y Azerbaiyán. Doy gracias al Señor que me lo ha concedido y renuevo la expresión de mi gratitud a las Autoridades civiles y religiosas de estos dos Países, en particular al Patriarca de toda la Georgia Elías II –su testimonio me ha hecho mucho bien al corazón y al alma– y al Jeque de los Musulmanes del Cáucaso. Un agradecimiento fraternal a los Obispos, a los sacerdotes, a los religiosos y a todos los fieles que me han hecho sentir su caluroso afecto.

Este viaje ha sido el proseguimiento y la conclusión de aquel efectuado a Armenia, en el mes de junio. De este modo he podido –gracias a Dios– realizar el proyecto de visitar estos tres países caucásicos, para confirmar a la Iglesia Católica que vive allí y para animar el camino de estas poblaciones hacia la paz y la fraternidad. Lo evidencia también los dos lemas de este último viaje: para Georgia Pax vobis y para Azerbaiyán «Somos todos hermanos».

Ambos países tienen raíces históricas, culturales y religiosas muy antiguas, pero al mismo tiempo están viviendo una fase nueva: de hecho, los dos celebran este año el 25 aniversario de su independencia, habiendo estado buena parte del siglo XX bajo el régimen soviético. Y en esta fase ambos encuentran diversas dificultades en los diversos ámbitos de la vida social. La Iglesia Católica está llamada a estar presente, a ser cercana, especialmente en el signo de la caridad y de la promoción humana; y ella trata de hacerlo en comunión con las otras Iglesias y Comunidades cristianas y en diálogo con las otras comunidades religiosas, con la certeza que Dios es Padre de todos y nosotros somos hermanos y hermanas.

En Georgia esta misión pasa naturalmente a través de la colaboración con los hermanos ortodoxos, que forman la gran mayoría de la población. Por eso, ha sido un signo muy importante el hecho que cuando llegué a Tiflis fue a recibirme al Aeropuerto, junto con el Presidente de la República, también al venerado Patriarca Elías II. El encuentro con él esa tarde ha sido conmovedor, como también lo fue al día siguiente la visita a la Catedral Patriarcal, donde se venera la reliquia de la túnica de Cristo, símbolo de la unidad de la Iglesia. Esta unidad es corroborada por la sangre de tantos mártires de las diversas confesiones cristianas. Entre las comunidades más afectadas esta aquella Asiria-Caldea, con la cual he vivido en Tiflis un intenso momento de oración para la paz en Siria, en Irak y en todo el Oriente Medio.

La Misa con los fieles católicos de Georgia –latinos, armenios y asirios-caldeos– ha sido celebrada en la memoria de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones: ella nos recuerda que la verdadera misión nos es jamás proselitismo, sino atracción a Cristo a partir de la fuerte unión con Él en la oración, en la adoración y en la caridad concreta, que es servicio a Jesús presente en el más pequeño de los hermanos. Es esto lo que hacen los religiosos y las religiosas que he encontrado en Tiflis, como también en Bakú: lo hacen con la oración y con las obras de caritativas y promocionales. Los he animado a permanecer firmes en la fe, con memoria, valentía y esperanza. Y también están las familias cristianas: cuanto es preciosa su presencia de acogida, acompañamiento, discernimiento e integración en la comunidad.

Este estilo de presencia evangélica como semilla del Reino de Dios está, es posible, todavía más necesario en Azerbaiyán, donde la mayoría de la población es musulmana y los católicos son pocos centenares, pero gracias a Dios tiene buenas relaciones con todos, en particular mantienen vínculos fraternos con los cristianos ortodoxos. Por esto en Bakú, capital de Azerbaiyán, hemos vivido dos momentos que la fe sabe mantener en justa relación: la Eucaristía y el encuentro interreligioso. La Eucaristía con la pequeña comunidad católica, donde el Espíritu armoniza las diversas lenguas y dona la fuerza del testimonio; y esta comunión con Cristo no impide, al contrario, impulsa a buscar el encuentro y el diálogo con todos aquellos que creen en Dios, para construir juntos un mundo más justo y fraterno. En esta perspectiva, dirigiéndome a las Autoridades Azerí, he deseado que las cuestiones abiertas puedan encontrar buenas soluciones y todas las poblaciones caucásicas vivan en la paz y en el respeto reciproco.

Dios bendiga a Armenia, Georgia y Azerbaiyán, y acompañe el camino de Su pueblo santo peregrino en estos Países. Gracias.

Traducción del italiano: Renato Martinez / Radio Vaticano