Un guiño cómplice - Alfa y Omega

Lía tiene 19 años. Habla perfectamente español, inglés, francés y algo de italiano, además de bengalí, que es su lengua materna. En el instituto ha sido una alumna brillante y con muchos amigos. Dice que Lavapiés le encanta, pero que fuera del barrio hay cosas que ya no le resultan tan fáciles. Hace unos meses se intentó matricular en un módulo de Farmacia en un centro de Formación Profesional en la zona norte de Madrid, pero se echó para atrás en el último momento porque en la secretaría alguien le dijo que para ir al instituto se tenía que quitar el velo, que esas costumbres no son de este país. En aquel momento pasó por allí la directora y le dijo a Lía que no, que allí no se discriminaba a nadie por la forma de vestir ni por sus creencias, y que tenía derecho a matricularse si ese era su deseo. Pero Lía se marchó sin hacerlo, pues se había sentido muy humillada. A los pocos días vino a contárnoslo, y entre nosotras y sus padres la reforzamos de nuevo en su deseo de matricularse.

Ayer volvió a llamarnos. Esta vez traía un frasco de aceitunas y un recorte de prensa con la historia de Tawa Rejeb, la alumna española de origen tunecino que fue expulsada de un instituto en Valencia por no quitarse el hiyab. Finalmente, la Consejería reconoció y garantizó su derecho a la educación por encima de las normativas internas del centro sobre vestimentas. Esta vez Lía no nos dijo nada. Nos entregó el recorte de prensa y las aceitunas y nos sonrió con un guiño cómplice.