«Dije a las FARC que los perdonaba y me pidieron perdón» - Alfa y Omega

«Dije a las FARC que los perdonaba y me pidieron perdón»

María Martínez López
Dos víctimas en un acto a favor del acuerdo de paz. Foto: AFP Photo/Diana Sánchez

«El pilar de la reconciliación en Colombia es la satisfacción de los derechos de las víctimas», subraya Óscar Acevedo, miembro de la Comisión de Conciliación Nacional. Por ello, una de las principales aportaciones de la Iglesia al proceso de paz ha sido colaborar para que la Mesa de Conversaciones de La Habana escuchara su voz.

La iniciativa, inédita en un proceso de paz, partió del Gobierno y las FARC. Ambas partes también encargaron a la Iglesia «supervisar el proceso y acompañarlas psicosocialmente» durante el mismo, explica Acevedo.

La Comisión de Conciliación, vinculada a la Conferencia Episcopal, ayudó a seleccionar y preparar a 60 víctimas de las FARC, del Gobierno y de los paramilitares. Entre 2014 y 2015, viajaron en cinco grupos a La Habana, donde se desarrollaban las negociaciones. Siempre estuvieron acompañadas por miembros de la comisión e incluso por monseñor Castro Quiroga, presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, que celebraba Misa para ellas.

El acompañamiento ha continuado después, para mitigar el impacto de verse cara a cara con sus agresores. Acevedo recoge el proceso en el libro El corazón de las víctimas.

«Humanizaron la negociación»

«Sus testimonios –comparte– han humanizado la negociación y a los negociadores. De hecho, el acuerdo refleja varias de sus solicitudes. Las partes tienen una visión técnico-política, y las víctimas les recordaron la dimensión del daño causado».

Así lo experimentó Guillermo Murcia, herido por una mina antipersona hace once años. En el libro, cuenta que «el viaje a La Habana me sirvió muchísimo porque cerré un ciclo diciéndoles a los guerrilleros de las FARC: “Ustedes están perdonados de mi parte”. Ellos, en privado, me dijeron que pedían perdón». Durante el proceso, Guillermo ha ganado también un buen amigo: Alberto Tarache, captado por los paramilitares con apenas 13 años. En la primera reunión preparatoria con las víctimas, cuando Guillermo contó su historia, «la primera reacción de Alberto fue llorar. Decía: “Alguna vez yo causé ese sufrimiento”. Eso para mí fue maravilloso».

«Todas las víctimas –continúa Acevedo– se definen a favor de la paz», incluso las contrarias al actual acuerdo. «Todas tienen como primer valor la verdad» y reclaman que el acuerdo no se convierta en «un intercambio de impunidades». También «se abstienen de la venganza y promueven la reconciliación», aunque sus actitudes sobre el perdón –algo que interesaba especialmente a la Iglesia– son diversas. «Algunas han perdonado espiritualmente pero quieren justicia jurídica»; otras hablan de perdón civil, o de perdón si hay algún tipo de reparación; algunas ofrecen perdón sin que se les haya pedido, y otras necesitan que se les pida. Y, por último, se sienten «con el mandato moral» de trabajar «para que no haya más víctimas». «Saben que este es un proceso de cambio y que van a jugar un papel» importante.