Un capítulo glorioso de la cultura cristiana - Alfa y Omega

Un capítulo glorioso de la cultura cristiana

José Francisco Serrano Oceja

En la contribución de la Iglesia en España al mundo de la cultura, la editorial BAC ocupa un lugar destacado. Se podría decir que, en diversos ámbitos, ha sido durante años la marca principal del esfuerzo del sujeto eclesial dedicado al pensamiento. A la hora de escribir la Historia, y de pensar el presente las relaciones entre Iglesia y cultura, Iglesia y mundo intelectual, Iglesia y universidad, la pregunta nace espontáneamente: ¿qué hizo posible que naciera la BAC, la Biblioteca de Autores Cristianos, y qué ocurre hoy que, pese a encontrarnos en un tiempo percibido como nuevo, no parecen brotar iniciativas en estas geografías? En la historia de las relaciones entre la Iglesia en España y la cultura existía el vacío de una historia contextualizada del proyecto editorial, si cabe, de mayor relevancia de la Iglesia. Este vacío acaba de llenarse con estos enjundiosos Apuntes para una historia de la Biblioteca de Autores Cristianos, a modo de memoria cuasi autobiográfica, de quien fuera su director desde 1975 hasta 1989, José Luis Gutiérrez García.

Hay que aclarar que esta historia abarca el período de 1941 a 1989 y, en no menor medida, viene a completar la obra de, como dice nuestro autor, «algunos memorialistas no equilibrados y por algunos historiadores a la violeta». Y también que, como memoria, lo es no sólo de textos, sino de contextos; no sólo de proyectos, balances, datos, fechas, sino de hombres. Se podría decir que es un complemento a las biografías, entre otros, de don Máximo Cuervo Radigales y de don José María Sánchez de Muniain. Y, sobremanera, una reivindicación, en justicia, de la relación de la BAC con la Asociación Católica de Propagandistas. Mejor dicho, de algunos destacados hombres de esta benemérita Asociación, como fue su primer Presidente, Ángel Herrera Oria, que, como dice el autor, «estuvo presente en todo momento en el decurso operativo de la BAC». De ahí que estos apuntes reivindiquen, en cierta medida, algunas de las ideas fundacionales, como el hecho de que, «concebida, iniciada y mantenida por seglares, con espíritu eclesial laical, insistían fuertemente y frecuentemente los dos fundadores en que la BAC nunca debía quedar dirigida por sacerdotes» (p. 39).

Estas memorias van recorriendo los diversos períodos históricos de la BAC y los lugares principales en su configuración editorial: las ediciones de la Biblia, los estudios escriturísticos, teológicos, de Derecho Canónico, filosóficos, de los Santos Padres, de los padres fundadores, del Concilio Vaticano II, de la espiritualidad cristiana, entre otros. Pese a que José Luis Gutiérrez hace un notable ejercicio de citar fuentes, no son pocas las ocasiones en que sus excursus adquieren un valor destacado. Ocurre, por ejemplo, en los momentos en los que los avatares editoriales se convierten en institucionales, como por ejemplo en la vida de volúmenes como el de la Asamblea Conjunta, o el escrito por monseñor Antonio Montero. No se puede entender la BAC sin las instituciones educativas superiores de la Iglesia en España, principalmente la Pontificia de Salamanca, y sin las Órdenes y congregaciones religiosas principales.

Apuntes para una historia de la Biblioteca de Autores Cristianos
Autor:

José Luis Gutiérrez García

Editorial:

CEU Ediciones