La adrenalina del voluntario - Alfa y Omega

Cada vez es más escandaloso el número de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Los nini son apáticos, aburridos y depresivos. Están asqueados de todo y nada les emociona. No mueven un dedo y no esperan nada. En Vallecas tenemos, lamentablemente, muchos ejemplos.

Uno de estos chicos, cansado de vivir, que incluso había intentado quitarse la vida, estaba depresivo en su casa, sin hacer nada. Su madre, cansada de él, le dijo que fuera a la parroquia a ayudar en el comedor San José. Este joven de 17 años se acercó un día movido más por la pesada de su madre que por interés suyo. Pero le gustó. Desde aquel día venía con más frecuencia a ayudar en todo. Además caía muy bien a la gente. Su madre estaba asombrada del cambio efectuado en él. Se le veía contento, amable, ilusionado. Colaboraba tan eficazmente en el voluntariado que cada día aumentaba más sus responsabilidades. Él mismo descubrió lo que valía y lo contento que se ponía al ayudar a los demás.

Llevaba muchos años apartado de la Iglesia y no tenía apenas fe, pero se empezó a interesar, ayudado del testimonio de los demás. Cada vez, el amor de Dios le llegaba más al corazón. Pidió ingresar en la Fraternidad de San José, formada por algunos voluntarios, también participó en el grupo de jóvenes de la parroquia. Hace poco, otro voluntario de la parroquia le ofreció trabajo en su negocio, al ver lo responsable que era.

Ahora está feliz con su trabajo, y cuando puede sigue colaborando en el comedor San José. Pronto recibirá el sacramento de la Confirmación. El voluntariado anima a las personas y las saca de su apatía.