Interpretar la Amoris laetitia - Alfa y Omega

Interpretar la Amoris laetitia

Más allá del acceso a la comunión de los divorciados en algunos casos, el Papa pide a los sacerdotes responder a situaciones complejas

Alfa y Omega

«No hay otras interpretaciones posibles». Con esta rotundidad avalaba hace unos días el Papa la lectura de los obispos de la región de Buenos Aires sobre el capítulo VIII de la exhortación postsinodal Amoris laetitia. Según las orientaciones ofrecidas por estos obispos a sus sacerdotes, en algunos casos concretos los divorciados en nuevas uniones pueden acceder a la Confesión y a la Eucaristía, de un modo discreto y sin que esto genere «confusiones en la enseñanza de la Iglesia acerca del matrimonio indisoluble».

Decir que el pronunciamiento de Francisco zanja el debate sobre la Amoris laetitia sería en realidad quedarse demasiado cortos. Lo que hace el Papa es cambiar los parámetros del propio debate. Queda, por un lado, superada la idea de la comunión como un premio –o peor aún, un derecho– para quienes cumplan determinados requisitos, frente a otra visión que pone en primer plano la Gracia. Sigue habiendo, naturalmente, situaciones en las que no es posible comulgar, pero las causas objetivas deben contrastarse en cada caso con las circunstancias subjetivas. En ningún caso la imposibilidad de acceso a la comunión debe considerarse además como una especie de castigo o de marginación, sino más bien como una invitación a la Iglesia para acoger e integrar a esa persona mediante un adecuado proceso de discernimiento. «La caridad pastoral nos mueve a salir para encontrar a los alejados», dice el Papa.

En lógica con lo anterior, el sacerdote no es un funcionario que se limita a aplicar un conjunto de normas bien definidas. Frente a una Iglesia dogmática, Francisco pide que los seminarios y presbiterios dediquen más atención a formar en el «discernimiento, personal y comunitario». Dicho de otro modo, la norma no cambia, pero dado que la realidad se compone más de grises que de blancos y negros, los sacerdotes deben prepararse para atender situaciones para las que no siempre será posible encontrar respuestas en un manual.