«Pido disculpas si he ofendido a alguien» - Alfa y Omega

«Pido disculpas si he ofendido a alguien»

El ya exobispo de Mallorca ayudará al cardenal arzobispo Antonio Cañizares en la iniciación cristiana, catequesis y educación de niños y jóvenes. El obispo auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull, será el administrador apostólico de la diócesis balear

Fran Otero
Javier Salinas, en la eucaristía de despedida en Mallorca el pasado sábado. Foto: Diócesis de Mallorca

Javier Salinas, hasta hace una semana obispo de Mallorca, ha sido nombrado por el Papa Francisco obispo auxiliar de Valencia, una designación marcada por la polémica en torno a la amistad del prelado con su secretaria y la denuncia del marido de esta. Salinas se despidió el pasado sábado arropado por 150 sacerdotes y cientos de religiosos y laicos que han mostrado al pastor su agradecimiento. En su carta de despedida manifestó su agradecimiento a todos, pero, sobre todo, a sacerdotes y diáconos, a los que «he intentado tratar de forma cordial y fraterna, buscando los caminos oportunos para la renovación eclesial en el corazón de la sociedad». También pidió disculpas «si con algún defecto he ofendido a alguien o le he dado motivos de preocupación. En plena conciencia de que Dios misericordioso es quien nos perdona y renueva, os ruego que me acompañéis con la oración en esta nueva etapa de mi ministerio episcopal».

En Valencia ya le espera el cardenal arzobispo Antonio Cañizares, que definió a Salinas como «el obispo mejor preparado en el terreno de la iniciación cristiana, la catequesis y la educación de niños y jóvenes», tareas que asumirá en su nuevo destino.

Por su parte, la Santa Sede ha designado a Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de Barcelona, como administrador apostólico. Sus primeras palabras han sido para ponerse a disposición de todos los fieles «para acompañaros con humildad y fidelidad en el camino que estáis recorriendo como comunidad creyente, con el objetivo de hacer presente a Jesús y su Evangelio». «Lo que sí creo que tengo claro –escribió en su saludo a la diócesis– es que el hoy de nuestra vida de creyentes en Cristo sea palabra y gesto que atraigan, interpelen y animen a cualquier persona, sea creyente o no. No somos una entidad privada que se recluye en ella misma, no que queremos ser esencia de transformación evangélica».

Su primera celebración en la diócesis insular no se hizo esperar. Fue el pasado domingo en el santuario de Lluc: «Venir a Lluc y contemplar a nuestra Madre es contemplar una de las manifestaciones de la sabiduría de Dios». En la homilía se preguntó de dónde le vendrá la fuerza, la inspiración y la iluminación para llevar a cabo la tarea que le ha encomendado el Papa Francisco y él mismo respondió: «Cada vez que cojo la Palabra de Dios, que dedico tiempo a la oración y cada vez que veo oportunidad de servir».