El drama de los Centros de Internamiento de Extranjeros al descubierto - Alfa y Omega

El drama de los Centros de Internamiento de Extranjeros al descubierto

Fran Otero
Foto: EFE/Andreu Dalmau

El Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) ha publicado este miércoles una nueva edición de su informe anual sobre los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) correspondiente al año 2015, que bajo el título Vulnerables, vulnerabilizados pone de manifiesto la realidad que se vive en este tipo de centros. «Nuestra conclusión –afirma Miguel González Martín, coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes en la introducción– es que por la gravedad que supone la privación de libertad en los CIE, por el abuso que se hace de esta medida y por las condiciones de vida realmente existentes en estos centros, es necesario afrontar su cierre y desaparición. Y entretanto, continuar con el debate público e ir poniendo en marcha alternativas a la privación de libertad».

La realidad es que durante el año 2015 un total de 6.930 personas fueron internadas en los diferentes CIE de España, mientras que se materializaron 6.869 expulsiones. Sin embargo, solo 2.871 del total de expulsiones lo fueron desde los CIE. De todas estas personas, el SJM atendió a 503 personas entre los centros de Madrid, Barcelona y Bilbao, sumando en total más de 1.500 visitas.

En estas visitas, los voluntarios se dieron cuenta de la situación de especial vulnerabilidad en la que se encontraban algunas personas, de ahí que el informe le dedique un espacio amplio. En 2015 documentaron que había hasta 19 internos con algún tipo de enfermedad física o lesión y 17 con evidentes signos de enfermedad mental. Del mismo modo, se han encontrado con casos de agresiones, tanto por parte de la Policía como de otros internos; personas a quien nadie visita, menores de edad, solicitantes de asilo, personas sin intérprete e, incluso, víctimas de trata.

Catherine, de tan solo 20 años, es solo uno de los ejemplos de lo que ocurre en los CIE cada día. Intentó huir de su país porque le iban a practicar la mutilación genital femenina. Su propia madre lo haría. La cogieron y con 17 años acabaron practicándosela. Cuando se recuperó huyó hasta llegar a España en una pequeña embarcación. No podría volver, la matarían. Fue internada en un CIE durante 21 días hasta que su solicitud de protección internacional fue admitida a trámite y puesta en libertad.