Muere monseñor Zhu Wiefang y la policía china secuestra a su sustituto - Alfa y Omega

Muere monseñor Zhu Wiefang y la policía china secuestra a su sustituto

Monseñor Pietro Shao Zhumin, obispo coadjutor de Wenzhou (Zhejiang) y que según el derecho canónico sucede automáticamente en la diócesis a monseñor Zhu, habría sido llevado al nordeste de China. El gobierno quiere prevenir la toma de posesión de la diócesis por parte del obispo reconocido por la Santa Sede, pero no por Beijing

Redacción

El obispo coadjutor de Wenzhou (Zhejiang), monseñor Pietro Shao Zhumin fue secuestrado por la policía y llevado fuera de la diócesis, que se prepara para celebrar los funerales del obispo titular muerto este miércoles, monseñor Vincenzo Zhu Wiefang. Según los fieles del lugar, el secuestro se produjo poco antes de la muerte de monseñor Zhu para impedir a monseñor Shao poder celebrar los funerales y tomar posesión de la diócesis (según el derecho canónico el obispo coadjutor sucede automáticamente al obispo de la diócesis al faltar este).

Monseñor Shao tiene problemas con las autoridades al ser miembro de la comunidad católica no oficial —fiel al Vaticano—. Su nombramiento como obispo, ordenador por la Santa Sede, no fue reconocido por Beijing.

Fuentes de AsiaNews en Wenzhou han confirmado que el prelado fue llevado por la policía al nordeste de China «para un viaje». Su secretario (y canciller de la diócesis), el padre Paolo Jiang Sunian —también sacerdote no oficial— fue llevado por la policía a Yunnan. Asimismo otro sacerdote está detenido en un hotel de Hangzhou, la capital provincial.

Las mismas fuentes afirman que «el obispo y los sacerdotes fueron llevados de la ciudad para obstaculizar una tranquila sucesión de monseñor Shao al episcopado de Wenzhou».

La policía local también prohibió a los miembros de la comunidad clandestina poder participar en los funerales del anterior obispo de la diócesis. Los miembros de la comunidad oficial deben ellos también tener un permiso para participar de las exequias y las fuerzas del orden han establecido que en la Misa podrán participar solo 400 personas.

La comunidad católica de Wenzhou —con unos 120 mil fieles— está dividida entre oficiales y no oficiales. La Santa Sedenhabía nombrado a monseñor Zhu, de la Iglesia oficial, como obispo ordinario y a monseñor Shao como obispo coadjutor. Los intentos de reconciliación fueron frenados por miembros de las dos comunidades, pero sobre todo por el gobierno, que trata de dividirlos y de castigar a los miembros de la comunidad clandestina. Monseñor Shao y el padre Jiang han sufrido arrestos y encarcelamientos en numerosas ocasiones.

A la espera de los funerales, que se celebrarán el 13 de septiembre, se realizan oraciones y Misas por el pastor difunto por parte de ambas comunidades. El cuerpo fue colocado en una capilla ardiente en Maao, lugar de nacimiento de monseñor Zhu, para ser velado por los fieles.

Campaña contra las cruces

La diócesis de Wenzhou, de la que era obispo monseñor Zhu Weifan, está en la provincia china de Zhejiang, que desde 2014 sufre una campaña sistemática de derribo de cruces e iglesias por parte del régimen comunista. El obispo denunció esta campaña.

Su muerte y su problemática sucesión ocurren al final de un verano marcado por los indicios de que las relaciones entre China y la Santa Sede progresan y de que a corto o medio plazo se podría alcanzar un acuerdo sobre el nombramiento de los obispos o incluso avanzar hacia el establecimiento de relaciones diplomáticas.

Aludió a ello en una conferencia el 27 de agosto, el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, afirmaba que «hoy, como siempre, son muchas las esperanzas y expectativas de nuevos desarrollos y una nueva época en las relaciones entre la Sede Apostólica y China».

También reconoció que «no faltan los problemas por resolver» y subrayó que «las nuevas esperanzas y las buenas relaciones —incluyendo los lazos diplomáticos si Dios quiere— no son ni un fin en sí mismo ni el deseo de alcanzar algún tipo de éxito mundano», sino que están orientadas al bien de los católicos y de todo el pueblo chino.

También se ha mostrado esperanzado, en las últimas fechas, el autor del libro El Evangelio más allá de la Gran Muralla. Kin Sheun Chiaretto Yan, un laico de Hong Kong, ha hablado de «buena voluntad» por ambas partes.

AsiaNews / Redacción