El colegio Mater Purissima de Madrid cumple 75 años: «Es una prueba del amor de Dios en el mundo»
Las Hijas de Jesús fundaron este colegio en el barrio de Usera cuatro años después de llegar a Madrid
El 8 de diciembre de 1871, una joven de 26 años, Cándida María de Jesús, da forma a aquel sueño que Dios le había inspirado dos años antes fundando la Congregación de las Hijas de Jesús para la educación de niñas y jóvenes. Los primeros pasos los dio en Salamanca junto a otras cinco mujeres, y acompañada espiritualmente por el padre Miguel de San José Herranz, SJ. El sacerdote jesuita había visto en la joven, casi analfabeta, que había nacido en el seno de una familia humilde de Andoáin (Guipúzcoa), que a los 16 años había rechazado una propuesta de matrimonio porque «yo soy solo para Dios» y que había trabajado como sirvienta, posibilidades infinitas.
Dos años después de la fundación se abre en Salamanca el primer colegio de las Hijas de Jesús como respuesta a la necesidad de la educación de la mujer a finales del siglo XIX. A partir de entonces, las hermanas se van trasladando por distintos puntos de España para facilitar a las niñas educación: las acogen en régimen interno y externo, a las de familias sencillas —«donde no hay sitio para los pobres, no hay sitio para mí», decía la madre Cándida— y pudientes, a las que sirven en las casas les ofrecen la escuela dominical y a las alumnas mayores y a las hijas de Jesús, formación superior.
El Papa León XIII aprobó en 1902 las constituciones de la congregación, de espíritu jesuita: por las venas carismáticas de las Hijas de Jesús corre la espiritualidad ignaciana. Siguiendo los deseos de la madre Cándida, «al fin del mundo iría yo en busca de almas», las hermanas llegan a Brasil en 1911, comenzando así su expansión apostólica por el mundo. La fundadora, que vio en la educación una herramienta clave para cambiar el mundo, murió en 1912 en Salamanca. «Cuarenta años de vida religiosa y no recuerdo ni un solo momento que no haya sido para Dios», expresó poco antes de fallecer. Fue canonizada por el Papa Benedicto XVI en 2010.
Comienzos en Madrid: un colegio al aire libre
Las Hijas de Jesús llegaron a Madrid en 1942 y se instalaron en la calle Ayala. Desde ahí se trasladaban a impartir catequesis a la parroquia Nuestra Señora de la Soledad, en el barrio de Usera. Cuatro años después, en 1946, fundan, a pocas manzanas del templo, el colegio Mater Purissima. En realidad, las clases las empezaron al aire libre, con improvisados pupitres que fabricaron con tablones de obra y sillas que las alumnas se llevaban de sus propias casas. La escuela empezó a coger forma cuando las hermanas se instalaron en el barrio, en una zona de casas bajas.
Con el objetivo de mejorar el servicio a Usera a través de la educación, montaron talleres de bordado, alfombras, corte y confección para aquellas alumnas que acababan la educación Primaria, quienes recibían una pequeña remuneración por sus trabajos. En los años 60 se implantó el Bachillerato en las aulas y, con los años, los talleres fueron sustituidos por clases. A finales de los 70 el colegio empezó a admitir varones y en la actualidad es un centro concertado mixto.
El centro ha cumplido así su 75 aniversario, celebrado con diversos eventos —exposición, recital de poesía, mercadillo solidario— que culminaron el pasado sábado, 20 de noviembre, con una Eucaristía de acción de gracias presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro. Fue en la parroquia Nuestra Señora de la Fuencisla, y en ella estuvieron presentes, entre otros, el director general de Educación Concertada, Becas y Ayudas al Estudio de la Comunidad de Madrid, Manuel Bautista Monjón; el secretario regional de FERE-CECA Madrid y Educación y Gestión de Madrid (Escuelas Católicas de Madrid), José Antonio Poveda, y miembros de la comunidad educativa.
Durante la homilía, el cardenal Osoro aseguró que «el colegio es una obra de amor; una prueba del amor de Dios en el mundo». Un amor de Dios en un barrio concreto, el de Usera, en el que el centro mantiene la clara vocación social con la que nació, como explica su actual directora, Almudena Román. «En estos 75 años, la labor educativa fue creciendo en un barrio en construcción y en expansión y siempre muy pendientes de las necesidades del entorno».
Si en sus inicios fueron las niñas y ese interés especial por que accedierann a la formación, ahora son los niños migrantes, «no solo de China, de Sudamérica también», los que pueblan las calles de Usera, y también las aulas del colegio, unidos a hijos y nietos de antiguos alumnos. Así, la atención a la diversidad en un entorno multicultural es uno de los pilares del Mater Purissima, detalla Román. Por otro lado, si en esos primeros años las jesuitinas facilitaban formación en talleres a las niñas, ahora desde el centro, en un contexto cultural y social muy distinto, velan por que todos los niños «lleguen a culminar el máximo de estudios».
El cardenal Osoro animó a los presentes en la Eucaristía a «ser continuadores del carisma de nuestra fundadora en la labor en el barrio», explica la directora, y les infundió ánimos para seguir con su tarea. «Yo agradecí mucho la presencia de don Carlos, con una agenda tan apretada», porque deseaban celebrar este aniversario de una manera especial. «Es un momento de mirar al pasado muy agradecidos por los 75 años, pero también de mirar hacia el futuro, de no perder el carisma, pero adaptándolo a los tiempos nuevos y a las nuevas necesidades del entorno, que va cambiando».
A la Eucaristía siguió un acto conmemorativo en el salón de actos del colegio. «Construís el futuro porque creéis en el sueño de santa Cándida», aseguró a la comunidad docente Rosa María Romo, presidenta del patronato de la Fundación Educativa Jesuitinas. La entidad cuenta en la actualidad con 22 colegios en España; tres de ellos, Mater Purissima, María Reina y María Virgen, en Madrid.
Año Jubilar
Las celebraciones de las Hijas de Jesús no terminan con el 75 aniversario del colegio Mater Purissima, porque el próximo 8 de diciembre se cumplen 150 años de la fundación de la congregación. Por este motivo, las jesuitinas viven un Año Jubilar que se clausurará en Salamanca precisamente el día 8. El Papa Francisco quiso enviarles para esta efeméride un mensaje en vídeo, en el que les decía, entre otras cosas, que «la madre Cándida desde el cielo estará muy contenta».
También animaba a las Hijas de Jesús a reflexionar sobre el carisma fundacional, «revisar la hoja de ruta» sin miedo, para ver «qué decisiones nuevas tienen que tomar» siempre mirando el carisma fundacional «porque esa es la brújula». Sin miedo también, les decía, a meterse «en todos los ámbitos que están gritando la necesidad de un anuncio evangélico». Siempre de la mano del Señor, las exhortó, de ahí la importancia de una vida de oración, de contemplación, que lleve a la acción, y viceversa. «Pierdan el tiempo adorando».