Sin miedo de decir por Quién eres feliz - Alfa y Omega

Sin miedo de decir por Quién eres feliz

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Las familias López Riobó y Martínez Lois se acercaron a la catedral de la Almudena, en un día gris, frío y desapacible «para vivir la Navidad en familia y dar un testimonio de fe, y para compartir con otras familias de Madrid un día tan bonito y una Eucaristía tan especial»; y también «porque nos ha convocado nuestro obispo, y eso nos ha hecho vencer la pereza y preguntarnos: Señor, ¿que quieres hoy de nosotros?, y así hemos venido hoy a la catedral: a vivir nuestra fe y vivirla en familia». Estas pequeñas Iglesias domésticas viven la fe en familia de un modo especial, pues los más pequeños son protagonistas: «Muchas veces, aunque pueda parecer extraño, lo hacemos fijándonos en los niños, que son los que más muestras de fe dan, desde su inocencia y su forma de creer sin dudar en un Dios que es Niño, como ellos».

Eso, para las familias Gatel Redondo y Ferrer Gatel, se hace más fácil: con 20 primos –de momento–, los más pequeños afirman que, «aunque a veces se hace un poco pesado, es mejor tener hermanos». Y sus padres tienen claro que buena parte de su educación se basa en «intentar darles ejemplo y que vayan conociendo poco a poco la vida de Cristo». Para ello, «un momento privilegiado para rezar es por la noche, rezando en familia, antes de dormir, y ya hay alguno que reza solo, para poder hablar mejor con Jesús, contarle cómo nos ha ido el día y darle gracias por todo».

Ese momento de la noche es el que también eligen los Giménez Samaniego (en la foto), que se acercaron a la catedral con sus seis hijos «para vivir la fiesta de la Sagrada Familia con toda la Iglesia. La Sagrada Familia es un modelo para nosotros, y queremos vivir como ellos, queriéndonos y rezando en familia». Para ello, un momento especial lo constituyen las noches de los fines de semana, «pues tenemos un poco más de tiempo y podemos rezar Completas juntos. A veces, es un poco caótico, pero es una forma de introducirles en la Oración que reza toda la Iglesia. Les gusta mucho, se van repartiendo las lecturas… También intentamos cuidar la oración conyugal, porque el matrimonio tiene que estar fuerte para luego poder transmitir a los hijos la fe. Intentamos hacer oración personal y matrimonial, cuando podemos, porque a veces no es fácil…».

Durante la celebración, monseñor Osoro se preguntaba: «¿Cómo entregar la Belleza, que es Dios mismo, en este momento en el que se está fraguando ciertamente una nueva época de la Historia? La familia cristiana, la Iglesia doméstica, debe asumir su responsabilidad en esta tarea». Los Giménez Samaniego recogen así el desafío: «Cuando hablas con la gente y les dices que tienes seis hijos, eso ya es un primer testimonio; luego, en los trabajos, con los vecinos, hay que hablar claramente de lo feliz que eres con tu familia, con tu fe… ¡Es una bendición! Se trata de ser un reflejo de la Luz que es Cristo, cada uno donde esté, en la oficina, con los vecinos…, sin tener miedo de decir por qué vives así. ¡Y Dios hace el resto! Eso siempre». Del mismo modo, las familias López Riobó y Martínez Lois confirman que «esto, en realidad, es un reto que nos supera, pero si somos instrumentos en manos del Señor, Él lo puede todo. Es más dejarnos hacer, para después dar ese testimonio que tanta gente necesita, que es verdad que a muchos les falta Dios».