Mike Taylor: «Nos invita a examinar ante Dios si nuestra vida se ajusta a lo que es bueno, verdadero y bello» - Alfa y Omega

Mike Taylor: «Nos invita a examinar ante Dios si nuestra vida se ajusta a lo que es bueno, verdadero y bello»

El Instituto Internacional Laudato Si’ comienza a dar sus primeros pasos. Una de sus primeras iniciativas será una exposición con el titulo Hermana, Madre Tierra, que verá la luz a principios de este curso. Es el pistoletazo de salida para el instituto que busca «promover la reflexión y educación de forma interdisciplinaria sobre nuestra relación con lo creado» y «promover iniciativas de desarrollo comunitario y emprendimiento rural». Hablamos con Mike Taylor, estadounidense y secretario general del organismo

María Martínez López

¿Cómo termina un joven estadounidense siendo el secretario general de un instituto sobre teología y ciencias ambientales en España?
¿Cómo te explico? Son cosas de la vida, como una red que se va tejiendo y en algún momento todo se junta. Yo estudié biología y ecología en los EE. UU. hasta el 2007. Pasé los siguientes 6 años en Latinoamérica trabajado para la Iglesia en evangelización y promoción social. Luego estudié filosofía en la Universidad Gregoriana en Roma. Estuve en la presentación de la Encíclica Laudato Si’ el 18 de junio, 2015 en el Vaticano. Llegué a España en otoño del 2015 para hacer el máster de bioética en la Universidad Rey Juan Carlos. Mientras estuve aquí, pude conocer a monseñor Francisco Javier Martínez, arzobispo de Granada, gracias a amistades mutuas y, juntos, el sueño de un Instituto dedicado a los temas del hombre y la creación parecían tomar forma. Mis intereses y mi formación me prepararon para poder aportar a este proyecto y tengo mucha ilusión por ello.

¿Cómo nace el instituto Laudato si’?
El Instituto nace de una inspiración y inquietud común entre un grupo de amigos que hoy podemos llamar «los miembros fundadores». El deseo de fundar una institución como la del Instituto Laudato Si’ ha ido creciendo en la mente y el corazón de los miembros fundadores por más de 10 años. Las necesidades del mundo de hoy, sobre todo las de los pobres que son más afectos por las crisis ecológicas, son evidentes y mueven el corazón del católico comprometido. Pero también se notaba una necesidad de respuesta, sobre todo para los jóvenes, que les ayudaba entender mejor el significado de la creación como regalo de Dios. Ya en el año 98 Juan Pablo II nos invitaba una «conversión ecológica» y Benedicto XVI, tanto en su teología y sus obras, hizo mucho para fomentar una mayor responsabilidad con la creación. La Encíclica del Papa Francisco ha sido sin duda el soplo definitivo del Espíritu para poner en movimiento lo que hacía falta para que pudiera existir una institución dentro de la Iglesia, dedicado a la custodia de la creación en todas sus dimensiones.

Los miembros del instituto sois variados en origen y dedicación. ¿Cómo os fuisteis encontrando?
Es muy bonito recordar como nos íbamos conociendo y creciendo en amistad. Pasó muchas veces por intereses comunes, en conferencias, pero también, a veces, por lo que podría parecer pura casualidad. Por eso entendemos que Dios nos iba convocando y preparando para esta tarea.

¿Qué proyectos tenéis a corto, medio y largo plazo?
Bueno, los objetivos del Instituto son dos: 1) Promover la reflexión y educación de forma interdisciplinaria sobre nuestra relación con lo creado. 2) Promover iniciativas de desarrollo comunitario y emprendimiento rural, empezando por Granada y los pueblos que la rodean. ‪Según estos dos objetivos, el Instituto llevará a acabo por un lado cursos, congresos, exposiciones, excursiones en la naturaleza para jóvenes con vistas a la reflexión y educación. Nuestro primer evento va a ser una exposición con el titulo Hermana, Madre Tierra en el Centro Cultural Nuevo Inicio. Y estamos preparando un curso de verano para el año que viene con el título Entender la Laudato Si’: de la vocación a la custodia, abierto a todos. Comenzando en septiembre, trabajaremos con las comunidades alrededor de Granada para promover el desarrollo a través de cursos de emprendimiento, entre otros, para que se fortalezcan las comunidades en su identidad.

Desde estos encuentros, organizados a través de las parroquias locales, podremos responder a las necesidades particulares de cada comunidad. Pero por ejemplo ya estamos poniendo en marcha una tienda en una zona central de Granada de productos naturales y locales para fomentar la economía local entre la ciudad y las zonas rurales.

Desde luego, estamos coordinando con universidades estadounidenses para ofrecer cursos y semestres, tanto online como en Granada mismo, en los años que vienen y que buscarán educar y fomentar reflexión sobre los muchos temas presentes en la encíclica.

¿Cómo es el mundo del pensamiento sobre cuestiones ambientales en Estados Unidos? ¿Qué papel juega la reflexión teológica?
Este mundo es muy amplio y genera muchísima interés por que trata de cosas que nos afecta íntimamente -como nuestra salud- y que nos importa, como saber que el mundo permanecerá sano para nuestros hijos. Muchas veces puede parece un ámbito muy secular por una falsa concepción de que la ciencia es una herramienta ajena a la fe. Pero la realidad es que la crisis ecológica no es más que un reflejo de la crisis de hombre en otros ámbitos de su vida, inclusivo la ciencia, la filosofía y la teología.

¿Qué valoración haces del primer año de vida de la encíclica Laudato Si’? ¿Qué ha supuesto para las personas ya implicadas en esta cuestión? ¿Y los católicos de a pie, la han acogido, entendido y asumido de forma práctica?
Las encíclicas tardan mucho en interiorizarse y vivirse pero ya hemos visto una gran respuesta e interés, incluso fuera de la Iglesia. Esta es una buena señal y tiene una potencial muy grande. Pero la labor de entender y aplicar la encíclica esta dando sus primeros pasos. Creemos que la creación del Instituto LS es uno de ellos. Para los ya involucrados con el tema, nos da una orientación y una justificación importante. Pero creo que pueden haber mala interpretaciones de la encíclica, muchas veces impulsadas por los medios. Creemos que su mensaje es muy profundo. No es simplemente una cuestión de reciclar más. Se trata de examinar profundamente, y ante Dios, nuestras vidas y las vidas de nuestras culturas para asegurar que se ajustan a lo que es bueno, verdadero y bello. Es una tarea que cada generación tiene que cumplir.

La crisis ecológica actual es un problema real y el síntoma de un problema más profundo. También nos presenta una oportunidad enorme para unirnos con diferentes comunidades para mejor nuestra situación.

Tenemos ahora delante de nosotros una oportunidad de ampliar nuestros horizontes para que la luz de Cristo llegue a todas dimensiones de nuestra vida. El cuidado de nuestra casa común y su relación con nuestro deber hacia los más pobres es un ámbito donde Dios nos invita, a través de las enseñanza de los últimos papas, a profundizar y crecer como cristianos.

Las comunidades cristianas juegan un papel esencial en esta tarea porque podemos entender el significado profundo de la creación a través de la relación con el Creador. Pero no se limita a la custodia de lo creado si no también implica todo el mundo, aunque no nos demos cuenta.

Es fascinante pensar en el ejemplo de los primeros monasterios (que también fueron las primeras comunidades verdaderamente sostenibles) de donde nacieron centros de cultura y, con el paso del tiempo, un difusión del Evangelio por toda Europa y hasta los confines de la tierra. Una comunidad pequeña, fiel, inspirado por las mociones del Espíritu hace el mundo mejor para todos.