Francisco versus Francisco - Alfa y Omega

Francisco versus Francisco

Eva Fernández
Foto: AFP Photo/Pietro Crocchioni

Los dos son grandes amigos. De los de coraje grande. De los que ponen luz cuando no se ve del todo. Irrumpieron en la historia con la audacia de quien viene a llevarse el mundo por delante. Sus vidas quedaron enlazadas para siempre cuando en la capilla Sixtina y ante los cardenales, Jorge Mario Bergoglio decidió sin dudar que se llamaría Francisco. En Cracovia y a punto de cumplir 80 años, su vitalidad ha vuelto a conquistar cabezas y corazones de cientos de miles de jóvenes de todo el mundo.

El otro Francisco, el de Asís, celebra el 800 aniversario de la Fiesta del Perdón, la indulgencia plenaria concedida en 1216 por el Papa Honorio III a petición del santo. Hoy mismo, todavía con el regusto amable de las jornadas polacas, el Papa Francisco visita la basílica de Santa María de los Ángeles en la ciudad italiana de Asís, cuna de san Francisco. Un nuevo encuentro del Papa con el gran santo, patrón de Italia. Francisco quiere rezar a solas en la Porciúncula, la pequeña iglesia dentro de la basílica donde arrancó la gran aventura franciscana. Allí el santo recibió la consagración de Clara y también murió.

Coincidencias del cielo, el VIII centenario del Perdón de Asís coincide con el Año de la Misericordia, motivo más que suficiente para que Francisco desee acudir como un peregrino más, en busca del abrazo del Padre inmensamente misericordioso, que siempre perdona, tal como el Papa recuerda a menudo. Lo acaba de hacer en uno de sus últimos tuits: «Un corazón misericordioso se anima a salir de su comodidad y sabe ir al encuentro de los demás. Logra abrazar a todos». Hoy, en Asís, el Papa, junto al santo, nos invita a entender que el perdón lleva dentro semillas capaces de destruir la violencia. Un perdón solo apto para valientes, que además acorta distancias con Dios cuando lo ponemos en práctica. Las obras de estos dos Franciscos dejan poso. Hablan de una misericordia que se les sale por las costuras porque está confeccionada desde el bando de los sin voz. Misericordia que sana el alma. De la que perdura. De la que contagia.