Misionera de la vida - Alfa y Omega

Misionera de la vida

Papa Juan Pablo II

No hay duda de que la nueva Beata ha sido una de las misioneras más grandes del siglo XX. De esta mujer sencilla, proveniente de una de las zonas más pobres de Europa, el Señor ha hecho un instrumento elegido para anunciar el Evangelio a todo el mundo, no con la predicación, sino con gestos cotidianos de amor hacia los más pobres. Misionera con el lenguaje más universal: el de la caridad sin límites y exclusiones, sin preferencias sino hacia los más abandonados.

Fue una misionera de caridad, una misionera de vida. Siempre habló en defensa de la vida humana, incluso cuando su mensaje fuese mal recibido. Toda la vida de la Madre Teresa fue un himno a la vida. (…) Su misma sonrisa fue un sí a la vida, un sí alegre, nacido de una fe y un amor profundos, un sí purificado en el crisol del sufrimiento. Renovó ese sí cada mañana, en unión con María, a los pies de la Cruz de Cristo. Teresa de Calcuta ha sido realmente madre. Madre de los pobres, de los niños, de tantos jóvenes que la han tenido como guía espiritual. De una pequeña semilla, el Señor ha hecho crecer un árbol grande y rico de frutos.

Sois los signos más elocuentes de esta fecundidad profética. Conservad inalterado su carisma y seguid su ejemplo, y ella desde el cielo no dejará de sosteneros en el camino cotidiano. El mensaje de Madre Teresa es, más que nunca, una invitación a todos. Toda su existencia nos recuerda que ser cristianos significa ser testigos de la caridad. Haciendo eco a sus palabras, exhorto a cada uno a seguir con generosidad y valentía los pasos de esta auténtica discípula de Cristo. Madre Teresa camina a nuestro lado por la vía de la Caridad.

(20-X-2003)
(a las Misioneras de la Caridad)