«Las homilías del Papa Ratzinger serán leídas como las de los Padres de la Iglesia» - Alfa y Omega

«Las homilías del Papa Ratzinger serán leídas como las de los Padres de la Iglesia»

Manuel María Bru Alonso

El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, presentó esta semana en el Salón de Actos del Colegio Mayor de San Pablo el libro Obras completas de Joseph Ratzinger. Vol. I. Pueblo y casa de Dios en la doctrina de san Agustín sobre la Iglesia Intervinieron junto a monseñor Ricardo Blázquez, el presidente de la ACdP, Carlos Romero; el director general de la BAC, Carlos Granados; y el decano de la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, Gerardo del Pozo.

Monseñor Ricardo Blázquez comenzó recordando su época de estudiante en Alemania, cuando tanto la lectura del teólogo bávaro y la afluencia a sus conferencias eran ya entonces muy demandas con enorme interés por la profundidad y novedad de su pensamiento.

Es de todos conocido, comentó don Ricardo, que la colaboración del teólogo Ratzinger con el Concilio, sobre todo con la Constitución Dei Verbum, fue crucial. Y recordó que el teólogo protestante Wolfhart Pannenberg dijo que no podría calcular el beneficio eclesial del nombramiento de Ratzinger como obispo, pero sí lo que suponía como perdida para la teología. Sin duda, añadió, su servicio a la fe y a la razón ha sido su gran legado. Y de hecho la encíclica de san Juan Pablo II con este nombre (Fe y Razón) lleva la impronta del que era su prefecto para la Doctrina de la Fe. Ratzinger-Benedicto XVI, fue siempre capaz de hacer accesible lo profundo y de hacer una Teología que edifica espiritualmente y con un modo de escribir que embellece su doctrina.

El legado teológico de Joseph Ratzinger

El Presidente de la Conferencia Episcopal Española distinguió cuatro grandes campos de su legado teológico, que serían cinco si añadimos el de la historia de la Teología, sobre todo a partir de su gran autor de referencia, de San Agustín, del que verso su tesis doctoral y del que una gran parte de sus estudios se publican en este libro. Estas cuatro partes son:

1.- El legado de sus homilías, que serán leídas como las de san Agustín, por su profundidad u belleza literaria.

2.- El legado de sus tres encíclicas (y media). Siempre con Dios en el centro. La primera para amar a Dios, la segunda para esperar a Dios, la tercera para amar a Dios. Son cartas al creyente, al esperante, y al amante.

3.- El legado de sus libros sobre Jesucristo, que son su gran obra, la que siempre quiso escribir. Muestra una metodología teológica nueva, que ofrece al Jesús real, ese que no se identifica con el reconstruido desde el siglo XVIII, sino con el de los evangelios leídos desde la fe viva de la Iglesia.

4.- Y por último, el legado de sus intervenciones académicas, coloquios, y conferencias para todo tipo auditorios. Ahí nos muestra el pensamiento más volcado al diálogo con el hombre y la cultura de hoy.

Ratzinger agustiniano

El diálogo de Ratzinger con san Agustín le ha acompaño siempre, desde las preguntas y las luchas del hombre de hoy. Con respecto al estudio de Ratzinger sobre san Agustín, dijo el profesor Gerardo del Pozo, que no estamos ante una teología agustiniana elaborada en un escritorio, sino ante el estudio de un magisterio, válido para todos los tiempos, de una verdad vivida y sufrida por san Agustín. Ratzinger muestra al hombre Agustín.

Hay, además, según el decano de la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, una circularidad entre sus escritos teológicos y las homilías de san Agustín. Ratzinger ha manejado preeminentemente sus homilías porque como los dos papas magnos (san León y san Gregorio) son homilías magistrales.

Para el profesor Del Pozo existe un paralelismo entre san Agustín y Ratzinger. La experiencia comunitaria de Agustín quedo truncada con su elección popular como obispo. Tuvo que compartir su vocación contemplativa con la del servicio al pueblo cristiano. Algo similar le ocurrió al mismo Ratzinger, cuando tuvo que asumir, sin dejar de ser teólogo, la misión pastoral primero como obispo, y luego como Papa. Contó a este respecto como quedo desconcertado con su elección como sucesor de Pedro, pero un cardenal le recodó su predicación en el funeral de Juan Pablo II: «Si el Señor te dijese también a ti sígueme deberás hacer lo que dijiste que hizo el Papa en tu homilía».

Comentó también el profesor Del Pozo que uno de los textos de san Agustín preferidos por Ratzinger es aquel en el que habla de la uva pisada para que de ella salga un buen vino para los almacenamientos de Dios. Necesitamos de la lluvia, de horas oscuras y luminosas, para ser ese buen vino para Dios. Sin duda el Papa teólogo, añadió, nos ha dejado una uva madura y un vino exquisito para la posteridad.