Desde el silencio de la orilla - Alfa y Omega

Desde el silencio de la orilla

«Ante la frialdad, el silencio y el vacío reinante en el paso del Estrecho, la gran ternura de Dios se convertirá en indignación y denuncia cuando nos pongamos a combatir la indiferencia de la sociedad», afirman, entre otros, el obispo responsable de la Comisión episcopal de Migraciones, monseñor Ciriaco Benavente, y el arzobispo de Tánger, monseñor Santiago Agrelo. Lo hacen en un comunicado, firmado por una veintena de expertos en migraciones. En el texto, recuerdan que «nuestra responsabilidad y los hechos coherentes derivados de ella continúan siendo urgentes»

Cristina Sánchez Aguilar

No la debemos dormir. La noche santa no la debemos dormir, dice el villancico. Y para estar en vela, se acaba de publicar en los días previos de Navidad el mensaje de los obispos de Migraciones para la Jornada del 18 de enero de 2015, en el que se recuerda el grito papal en Estrasburgo: «No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio».

El presidente de la Comisión episcopal de Migraciones, Monseñor Ciriaco Benavente, ha declarado al respecto que «cuando nos disponemos a celebrar la venida del que salió del Padre para bajar al pesebre y levantar a todo hombre a la dignidad de hijo de Dios, seguimos viendo cómo tantos hermanos nuestros siguen dejándose la vida en el mar. Y cuando son niñitos, como Jesús, los que mueren ahogados, ¡qué horror! ¿Cuándo querrá escuchar Europa el grito que sube de esta tierra?».

Y con él, el arzobispo de Tánger, monseñor Santiago Agrelo, afirma que no puede faltar su firma «para seguir llamando la atención sobre la tragedia de las fronteras en el sur de Europa, porque mucho me temo que sobre eso no habrá más información, que no se harán preguntas, que a nadie se le pedirá que comparezca para dar explicaciones».

El Papa Francisco ha declarado que «la ausencia de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corra el riesgo de incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes, favoreciendo el trabajo esclavo y continuas tensiones sociales». Los obispos, en su mensaje, añaden: «Las políticas migratorias no pueden depender solo de nuestras necesidades, sino de la dignidad de sus protagonistas y del vínculo que nos une como miembros de la familia humana. Nuestra responsabilidad con ellos continúa siendo urgente en materias de cooperación internacional, acogida, integración y cohesión social. Éstas deben ser atendidas, también, desde la dimensión ética de la política y de la vida social. Porque la ausencia de esta dimensión afecta negativamente a nuestros hermanos extranjeros migrantes».

Palabras que parecen dichas para las nuevas tragedias de los emigrantes. La diócesis hermana de Tánger ha conocido de nuevo la tragedia en la víspera de Navidad. Lloramos y nos rebelamos como Iglesia, que es Madre de todos, sin fronteras, como dice el Papa en su mensaje.

El Mediterráneo sigue siendo cementerio, y desde las orillas sigue el silencio vergonzoso. En acciones y palabras. La culpa la tiene siempre la orilla ajena. Y mientras tanto, Dios sigue llorando por sus hijos pequeños, aunque nosotros andemos preocupados en el sur y en el norte de España por otros asuntos. Mientras tanto, se ahogan en el Estrecho 9 subsaharianos –5 mujeres y 4 bebés– de los 30 de la patera que intentaba llegar a España. Huían del hambre y de la guerra. Han caído al agua por pánico.

Los brazos del Niño que nace se extenderán de nuevo –porque los nuestros y los de las autoridades de las dos orillas ya hace tiempo que quedaron atrofiados– para rescatar a los bebés del llanto de la muerte. Los llevaremos al regazo de la Madre, quien les cantará una nana, acompañada de los coros que nos invitarán a la paz… nacida de la justicia. No sabemos si recogemos esa paz; apenas se ve buena voluntad traducida en hechos para evitar estas tragedias.

Recordamos además la reciente tragedia en el Cabo de Gata, y la insensibilidad social de quienes enviaron al CIE de Tarifa a los supervivientes que habían visto ahogarse a familiares y amigos. ¡Nada de apoyos humanos, ni recursos psicológicos, ni mirarles a los ojos, como se hace en otras tragedias! Debe ser que los emigrantes son de otra pasta. Ante la frialdad, el silencio y el vacío reinante en el paso del Estrecho, la gran ternura de Dios se convertirá en indignación y denuncia cuando nos pongamos a combatir la indiferencia de la sociedad. Y la de las autoridades de las dos orillas que no pueden prescindir de la dimensión ética de sus actos, como señalan los obispos. Nuestra responsabilidad y los hechos coherentes derivados de ella continúan siendo urgentes. A todo ello hay que añadir que, al menos, un total de 60 inmigrantes llegaron en pateras a las costas españolas en los últimos días. Nos pronunciamos contra la actual política de fronteras que tanto hace sufrir y nada está resolviendo.

«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas –se lee en un poema de Martin Niemoller– no dije nada. Yo no era comunista.
Cuando vinieron a buscar a los social-demócratas. No dije nada. Yo no era social-demócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas. No dije nada. Yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los católicos. No dije nada. Yo no era católico.
Cuando vinieron a buscar a los judíos. No dije nada. Yo no era judío.
Luego, ellos vinieron a buscarme. Y no quedaba nadie para protestar».

Y mientras tantos estos bebés –Testimony, Gift, Godtime, Osairome–, entre otros, han muerto ahogados en las costas africanas camino de España. Algún Herodes moderno tendrá que rendir cuentas de nuevo a Dios.

Firmado:
Monseñor Ciriaco Benavente, presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones
Monseñor Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger
Sebastian Mora, Secretario general de Caritas española
Padre Jose Luis Pinilla, SJ, director del Secretariado de Migraciones de la CEM
Hermana Julia Garcia Monge, calasancia. Secretaria General de CONFER
Ana Abril, directora de Desarrollo Social e Institucional de Cáritas Española
Emilio José G. Ciriano, de Justicia y paz
Esperanza de Pinedo, del área de Justicia y Solidaridad de CONFER
Francisco Cristóbal, coordinador del programa de inclusión de Cáritas
Pilar Barrio, coordinadora de Cáritas
Inma Gala, CCV. Delegada de Migraciones de Tánger
Gabriel Delgado, delegado de Migraciones de Cádiz-Ceuta
Alberto Ares, SJ, delegado del sector social de la Compañía de Jesús
Estrella Merchán, directora del departamento de inmigración de la CEM
Ramón Muñoz, delegado de Migraciones de Málaga
Juan Antonio Plaza, director del secretariado de Migraciones de Almería
Jesús Alberto González, delegado de Migraciones de Tenerife