Bernard Fellay: «La Fraternidad no busca ante todo un reconocimiento canónico» - Alfa y Omega

Bernard Fellay: «La Fraternidad no busca ante todo un reconocimiento canónico»

El obispo Bernard Fellay, superior de la Fraternidad San Pío X, asegura en un comunicado que «antes que nada, no buscamos un reconocimiento canónico, al que tenemos derecho». Esperan «un Papa que vuelva a la santa Tradición»

Andrea Tornielli

«Antes que nada, la Fraternidad no está buscando un reconocimiento canónico». El comunicado que monseñor Bernard Fellay, superior de los lefebvrianos, publicó el 29 de junio de 2016 parece archivar por el momento cualquier hipótesis de acuerdo y de una vuelta a la plena comunión con el Papa. Del 25 al 28 de junio, Fellay y sus asistentes, los abades Pfluger y Nely, tuvieron una serie de coloquios con otros dos obispos lefebvrianos, Tissier de Mallerais y de Galarreta, así como con todos los superiores mayores de la Fraternidad. El encuentro se llevó a cabo en Anzére, en los Alpes suizos. Al final de las sesiones de trabajo, el superior pronunció una declaración.

«El objetivo de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X –se lee en el comunicado– es sobre todo la formación de los sacerdotes, una condición esencial de la renovación de la Iglesia y de la restauración de la sociedad». Después siguen cuatro puntos. En el primero de ellos se afirma que «en la gran y dolorosa confusión actual en la Iglesia, la proclamación de la doctrina católica exige la indicación de errores que han penetrado en su interior, desgraciadamente animados por muchos pastores, hasta el Papa mismo».

En el segundo punto, la Fraternidad «en el estado actual de grave necesidad que le confiere el derecho y el deber de distribuir la ayuda espiritual a las almas que recurren a ella, sin buscar antes que nada un reconocimiento canónico, al que tiene derecho en cuanto obra católica». La Fraternidad «tiene un solo deseo: llevar fielmente la luz de la tradición de 2000 años de antigüedad que demuestra la única vía recordable en este momento de oscuridad en el que el culto del hombre sustituye el culto de Dios en la sociedad y en la Iglesia».

En el tercer punto Fellay afirma que «la restauración de todas las cosas en Cristo», querida por San Pío X, «no puede alcanzarse sin el apoyo de un Papa que favorezca concretamente la vuelta a la santa Tradición. Hasta aquel día bendito, la Fraternidad San Pío X pretende duplicar sus esfuerzos para establecer y difundir con los medios otorgados por la Divina Providencia, el reino social de Nuestro Señor Jesucristo».

Para concluir, el superior lefebvriano anuncia que la Fraternidad «reza y hace penitencia para que el Papa tenga la fuerza de proclamar integralmente la fe y la moral. Así se acelerará el triunfo del Corazón Inmaculado de María que nosotros pedimos, mientras nos acercamos al centenario de las apariciones de Fátima».

Vale la pena recordar todos los pasos que ha dado la Santa Sede en este caso sobre la posible vuelta de los lefevbrianos a la plena comunión, un camino que comenzó el año 2000 con Juan Pablo II. Benedicto XVI también tomó decisiones importantes al respecto, concediendo esas que para la Fraternidad San Pío X eran condiciones previas: la liberalización de la misa antigua y la cancelación de las excomuniones a los obispos consagrados ilegítimamente por monseñor Lefebvre en 1988. Papa Ratzinger primero liberalizó el misal antiguo (con el «motu proprio «Summorum Pontificum» de 2007), después canceló las excomuniones (en 2009) a los cuatro obispos lefevbrianos. Como se recordará, la decisión desencadenó una fuerte polémica debido a las declaraciones negacionistas sobre las cámaras de gas de uno de ellos, Richard Williamson, quien después se habría alejado de la Fraternidad San Pío X, porque la consideraba demasiado condescendiente con Roma.

Después de meses de diálogos teológicos, se predispuso un preámbulo doctrinal que los lefevbrianos habrían debido firmar. Mientras tanto cambió primero el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, después el Papa. Y el mismo preámbulo parecía haberse vuelto menos importante. En los últimos meses se ha hablado simplemente de un reconocimiento canónico para la Fraternidad, que habrá adquirido el estatuto de «prematura personal», directamente bajo la Santa Sede. Las palabras de Fellay en el comunicado de este 29 de junio dan a entender que tampoco les atrae esta posibilidad.

Andrea Tornielli / Vatican Insider