Redención y misericordia - Alfa y Omega

Redención y misericordia

María Dolores Gamazo

Confieso que hasta hace unos días no sabía nada de la sierva de Dios madre María Celeste Crostarosa, beatificada el 18 de junio en Foggia (Italia). Esta mujer contemplativa tuvo la revelación de la orden y congregación del Santísimo Redentor, madres redentoristas y misioneros redentoristas. Fundadora de las primeras e inspiradora de la fundación de los segundos, las monjas dedican su vida a la misión a través de la contemplación, mientras que los misioneros lo hacen desde la predicación y el anuncio.

La vida de la madre María Celeste estuvo marcada por una entrega total a Dios y desde su más tierna infancia se mantuvo fiel al proyecto del Señor sobre ella. Las renuncias, humillaciones, incomprensiones, dolor y contrariedades que vivió no fueron obstáculo para que fundara una comunidad que viviera según el designio de Dios: ser memoria viva de Cristo para toda la humanidad.

Mujer valiente para su época, siendo contemplativa ofreció acompañamiento espiritual a los laicos, algo novedoso en su tiempo. Y ha sido beatificada en la misma localidad donde empezara a hacerse presente el proyecto de Dios, en el Año de la Misericordia. ¿Coincidencia? ¿O reconocimiento merecido a quien ya, desde su muerte, el pueblo de Dios llamara Santa Priora?

Extendidas por el mundo, sus hijas llegaron desde Francia a Madrid en 1904, abriendo un monasterio en la calle Joaquín Turina de Carabanchel. En 1972 pasaron a ocupar el actual monasterio en la calle Madre Celeste. Y, a partir de septiembre, las hermanas que quedan se trasladarán a una residencia, ya que su avanzada edad no les permite procurarse los cuidados que precisan. Al preguntarles cómo viven este momento de desprendimiento de lo que hasta ahora ha sido su casa, confiesan que «la vida de contemplación se vive desde dentro, la clausura se lleva en el corazón y es Dios el que llena sus vidas y hace visible su vocación redentorista en la Iglesia».

Que la semilla que Dios plantó en la tierra generosa del corazón de la beata madre María Celeste fructifique de manera especial en este Año de la Misericordia. Sus hijas en Madrid, aunque cambien de residencia, y dentro de sus limitaciones, seguirán entregando su vida por y para los demás, en continua oración, siendo memoria viva de Jesús para la humanidad.