Los jóvenes veían que los mendigos necesitaban un hogar… y se lo construyeron - Alfa y Omega

Los jóvenes veían que los mendigos necesitaban un hogar… y se lo construyeron

Ayer Cadena 100 entregó los Premios Pie Derecho de 2014 a los «héroes anónimos que en 2014 marcaron la diferencia». El premio especial fue para Boa Noite, grupo de jóvenes de la parroquia de San Francisco de Asís de La Coruña. Alfa y Omega ha entrevistado a Alejandro López, uno de los integrantes del grupo

José Calderero de Aldecoa

¿Cómo surgió el proyecto de salir a dar chocolate los viernes por la noche?
Todo esto surge en la parroquia de San Francisco de Asís, dentro del grupo de jóvenes llamado Boa Noite. Queríamos hacer algo por los sin techo. Nos apuntamos, como voluntarios, a las actividades que ya existían. Pero en nuestro interior sentíamos que podíamos hacer algo nuevo y se nos ocurrió hacer un acompañamiento a las personas que viven en la calle. Nos preguntábamos cómo llegar a estas personas. La excusa fue repartir café o chocolate a los pobres. Lo que empezó como una prueba se mantuvo, y llevamos ya 4 años. Nunca se ha fallado.

¿Cuántos jóvenes formáis el grupo Boa Noite?
Somos 15 personas para repartir el chocolate aunque hay colaboración de mucha más gente. La financiación, para nuestros proyectos, sale de otros grupos de la parroquia.

¿En qué momento decidís dar un paso más?
Hace dos años prende esta idea en nuestro interior. En la calle nos encontrábamos una realidad muy dura. Los pobres nos decían que en la calle no podían solucionar sus problemas. Si tuviéramos un hogar… Se nos ocurrió entonces montar Hogar Mesoiro. Buscamos, entonces, una vivienda barata y cercana. Alquilamos la casa con la ayuda de la cáritas de la parroquia.

¿No debe ser fácil habilitar una casa en ruinas. ¿Cómo lo hicisteis?
No fue fácil. Se hizo todo con voluntarios. Íbamos decidiendo sobre la marcha. En cuanto tuvimos una habitación habitable, se vino el primer mendigo a vivir. Los beneficiarios de la casa también se convirtieron en voluntarios y nos ayudaban con los arreglos. Encontraron un trabajo y una casa.

¿Y vivís allí con los pobres?
Están viviendo 5 mendigos. Nosotros nos turnamos para la comida, la cena. Hay un franciscano que duerme allí durante la semana. Los que organizamos todo somos un grupo de 10 veinteañeros.

¿Qué os dicen en casa? ¿y vuestros amigos?
Sorprende al principio. Pensamos que este tipo de ayuda solo está al alcance de grandes instituciones y no es cierto. Nosotros lo estamos haciendo y es algo que engancha mucho. Sirve, también, para que muchas personas se decidan a ayudar a los demás. Muchos se han acercado a la Iglesia. El proyecto es como un puente. No es para quedarse allí de por vida. Queremos que sea un puente que ayude a los mendigos a encontrar trabajo y la estabilidad de un hogar propio. El proyecto también sirve de puente hacia la parroquia. Son muchos los que se acercan a la parroquia gracias al Hogar Mesoiro.

¿Por qué lo hacéis?
Detrás de muchas de las personas hay una motivación por su propia fe. Somos los jóvenes de una parroquia franciscano. Esa fe te ayuda a actuar en consecuencia. Aunque el grupo es muy variado. Todos queríamos crear un espacio, como una familia temporal para las personas que necesitan una estabilidad personal. Nosotros estamos en la casa en los momentos más importantes, en los momentos en los que se hace familia.

¿Qué sentisteis cuando os dieron este premio? ¿Qué supone para vosotros?
Es un aliciente buenísimo. Nos sirvió para agradecérselo a muchísima gente que está colaborando con el proyecto. Y ahora nos sirve para seguir dando voz a estas personas sin hogar. Nos gusta que se conozca esta iniciativa para que la gente se dé cuenta de que si tienes una motivación y eres constante, lo puedes conseguir.

¿Os consideráis héroes anónimos?
¿Nosotros?, ¿héroes? Pues como las miles de personas que están ayudando a los demás. Lo que nosotros hacemos un una cosa mínima de ayuda. Sorprende la iniciativa porque está llevada por jóvenes.