50 jóvenes a la misión con un grupo universitario - Alfa y Omega

50 jóvenes a la misión con un grupo universitario

Monseñor Osoro presidió el domingo el envío misionero de 300 jóvenes a proyectos de verano

María Martínez López
Borja jugando con un niño en Nicaragua. Foto: Archivo personal de Borja Palenzuela

Desde diciembre, Borja Palenzuela ha compatibilizado sus estudios de Derecho y ADE en la Universidad Autónoma de Madrid con buscar voluntarios, reunirse con ellos, coordinar vuelos… A sus 21 años, es corresponsable de uno de los proyectos de voluntariado de la Asociación Solidaria Universitaria (ASU) en Nicaragua. Esta asociación, formada por jóvenes de diversas universidades madrileñas envía este verano a 50 jóvenes a Nicaragua y Calcuta. Los 30 que van con Borja organizarán un campamento para niños, colaborarán en actividades de tiempo libre en dos colegios y una parroquia, y ayudarán a una comunidad de Misioneras de la Caridad.

A menos de dos semanas de partir, Borja está «un poco nervioso», pero confía en que todo salga bien. Su primera vez en la misión fue con 18 años en Burundi, siguiendo el ejemplo de su hermano, que ya había ido con ASU. «Lo que más me chocó –recuerda– fue ver la alegría que desprendían niños desnutridos y sin zapatos». Esta experiencia y otra en Nicaragua «me han ayudado a ser mejor persona y mejor cristiano. Ver cómo viven ellos la religión sin tener nada te da ganas de dar gracias a Dios y de ser mejor».

De jóvenes para jóvenes

Borja fue uno de los 300 jóvenes que el domingo recibió el envío misionero de manos del arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro. Estos jóvenes están vinculados a 13 de las 60 instituciones misioneras que trabajan en Madrid. Entre ellas, ASU es un caso peculiar porque no depende de ninguna congregación religiosa o parroquia ni de la diócesis. La fundaron hace diez años un grupo de jóvenes universitarios, amigos entre sí, que habían hecho experiencias misioneras y pretendían ayudar a otros jóvenes que «muchas veces quieren ayudar pero no encuentran cómo», explica Ignacio Amorós, uno de sus cofundadores.

La idea «surgió de nuestra fe, y siempre trabajamos con la Iglesia e intentamos dar a los proyectos un ambiente cristiano», aunque están abiertos a cualquier joven que respete esto. Todos participan en las actividades solidarias, y «los que quieren pueden ayudar en el apostolado directo, por ejemplo dando catequesis. Además, todos los días, hay Misa y Hora Santa para quien quiera».

Misión hacia fuera… y hacia dentro

Hace cuatro años, Ignacio descubrió su vocación al sacerdocio. Desde el seminario, con permiso del obispo, sigue implicado en la asociación. «Le estamos intentando dar un tono más misionero, para acercar a Dios a los jóvenes» mediante el contacto con los pobres y el ejercicio de la caridad cristiana. «En esa inquietud por ayudar a los demás está Dios. Es un apostolado muy bonito», y «hemos tenido experiencias preciosas».

Una de ellas es la que vivió el año pasado Ángela. Esta joven jerezana, que estudia Medicina en Navarra, llegó a Nicaragua sin conocer a nadie, después de años buscando la oportunidad de hacer una experiencia de cooperación. «Todos los compañeros fueron muy acogedores, y los niños de allí te dan un amor increíble, aunque lo único que hagas sea jugar un rato con ellos». Estas experiencias, los ratos de oración diarios que «ayudaban mucho después de un día de vivencias intensas», y la invitación a ayudar en un retiro con adolescentes hicieron que «ese mes para mí fuera un reencuentro con Dios», a quien había dejado un poco de lado al empezar la carrera. Ese verano y el año que ha pasado han sido «una revolución en mi vida, como un nuevo despertar en lo personal, en lo espiritual y hasta en los estudios».