Ángel Herrera Oria y la Generación del 14 - Alfa y Omega

A Herrera Oria, atendiendo a los múltiples y diversos sectores en los que desarrolló su fabulosa capacidad de iniciativa, hay que considerarlo, no sólo como impulsor del catolicismo social español moderno, sino como uno de los más eximios representantes de la Generación del 14, en la que se engloban numerosas personalidades de la época: Ortega, Marañón, Morente, Azaña, Madariaga, Basterra, Jarnés, Picasso, d’Ors, Miró, Falla, Pittaluga, Grau, Corpus Barga, Gómez de la Serna, Zaragüeta…

La vida y la obra de Ángel Herrera Oria se desarrolla a lo largo de los dos primeros tercios del siglo XX. Primero como abogado y periodista, y más tarde, tras la Guerra Civil, como sacerdote y como obispo, mantiene una postura constante en su trayectoria, sin más cambios que los consecuentes con el contexto sociohistórico que le tocó vivir, y con la adaptación a la realidad siempre por él enmarcada en la misma doctrina que le sirvió de apoyo y de orientación y guía constantes.

La propuesta regeneracionista, recogida por Ortega, fue plenamente asumida por el resto de los miembros de la Generación del 14, que la llevarán a los distintos ámbitos de su actividad: la política (Azaña); el arte (Picasso); la poesía (Juan Ramón Jiménez); la crítica (Américo Castro); la filosofía (Ortega, d’Ors, Morente o Zaragüeta); la Historia (Sánchez Albornoz); la música (Falla); la Medicina (Marañón o Hernando); la novela (Pérez de Ayala); la religión (Herrera Oria).

A lo largo de toda su existencia, y concretamente de 1908 a 1968, durante los últimos sesenta años de su vida, multiplicada por sus obras, estuvo entregado Herrera Oria, en claro servicio eclesial, a una única misión regeneradora: crear y desarrollar la conciencia social de los españoles para hacer una España más cristiana, más justa y más conforme a los planes de Dios. Se ha presentado alguna vez a don Ángel como uno de esos hombres «que Dios envía a una nación solo, sin par, sin semejante, en el transcurso de varias generaciones», y creemos que esas palabras no encierran exageración ni desmesura.

Uno de sus más directos colaboradores y amigo, Alberto Martín Artajo, observaba tres virtudes en Herrera Oria: un pensador que a lo largo de sus discursos y escritos ha formulado un cuerpo de doctrina científico, coherente y sistemático; un maestro que, por su empeño en difundir esta doctrina mediante la utilización de los modernos mass media, ha llegado a formar escuela; y un hombre de acción capaz de crear muchas obras e instituciones de carácter docente, llamadas a influir en la opinión pública española.

Fue un moderno intelectual de acción, comprometido con su tiempo, que estaba, en palabras de su amigo Francesc Cambó, «dotat d’enormes qualitats per a l’acció (talent, dinamisme, dots de seducció, tenacitat, abnegació)…, que trevallaba per la convivencia en el mutu respecte de tots els espanyols…».

Luis Sánchez de Movellán de la Riva
Vicesecretario del Centro de Madrid de la ACdP