Ocho horas de trabajo, en la plantaciones de té, por menos de 2 euros - Alfa y Omega

Ocho horas de trabajo, en la plantaciones de té, por menos de 2 euros

Marta Isabel González Álvarez

A esta zona de la India le llaman «las siete hermanas». Es de las más remotas de India y comprende los siete estados de Assam, Manipur, Nagaland, Tripura, Arunachal Pradesh, Mizoram y Meghalaya. Está situada al nordeste de la India, conectada con el subcontinente indio a través de una estrecha franja de territorio, y rodeada por Nepal, China, Bhutan, Myanmar y Bangladés. Desde esta zona de la India ha venido recientemente a España el obispo de la diócesis de Tezpur (Assam, India), Michael Aquasius Toppo (8 mayo 1955), que visitaba nuestro país por primera vez. El obispo, que lleva en su cargo desde hace 8 años, acompaña a los 191.000 católicos (12 % de la población, la tercera religión de la zona después de la hindú y la musulmana) en 32 parroquias, en la que es una de las 5 diócesis del estado de Assam, establecida en 1964 y la tercera más antigua del Nordeste de India. Nos cuenta que «Assam vive ahora mismo un periodo de paz política y no se han vuelto a dar ataques entre los grupos tribales como los que se dieron en 2014 cuando 78 personas murieron en enfrentamientos entre bodos y adivasis y varios poblados fueron incendiados». Y es que en esta zona hay un 12,4 % de grupos tribales, considerados como una de las castas más bajas de la India: adivasis, bodos, garos, rabas y todos ellos mantienen sus costumbres y tradiciones.

El obispo de Tezpur (Assam), Michael Aquasius Toppo acompañado por Xavier Lakra, responsable de la Assam Mission. Foto: Irene H. Sanjuán / Manos Unidas.

Pero la situación de pobreza, nos insiste el obispo, es muy grave y también la falta de educación. «La mayoría trabajan en las plantaciones de té por 115 rupias (menos de 2 €) por ocho horas de trabajo. Además hay mucha situación de desempleo, y tan sólo 1 o 2 personas de la familia trabajan para sacar adelante a familias de 5 ó 6 hijos. Muchas veces los niños van a esas escuelas de primaria en las plantaciones de té, pero hay mucho abandono escolar. Y otras veces, directamente, los padres no envían a sus hijos a las escuelas». El obispo ha venido acompañado de Father Xavier Lakra, jesuita nacido en Ranchii (Jharkhand), que lleva trabajando en Assam desde 1998, donde hay otros 23 jesuitas en 5 diferentes misiones de tres diócesis (Tezpur, Bongaigaon. Dibrugarh). Allí los jesuitas, nos explica realizan «tareas de pastoral, trabajo social y sobre todo proyectos educativos. Y concretamente en Tezpur están trabajando en la Educación Superior e incluso han abierto una Universidad». El padre Lakra nos enumera los tres principales retos de la región que, en su opinión, son: «motivar a los padres para que lleven a los niños a la escuela, la dificultad de profesar la fe católica allí y la mejora socioeconómica y de la vida de las personas». Y es que, en esta zona los jesuitas se dedican sobre todo a la educación, tanto formal como informal. Pero esos colegios son además de centros educativos de gran calidad, un ejemplo de convivencia entre niños de diferentes tribus. Pero además de los colegios, los jesuitas construyen también internados para niños y niñas y para facilitar que los pequeños puedan asistir a la escuela y evitar así los peligros a los que se exponen estos niños cuando tienen que recorrer durante 2 o 3 horas grandes distancias para llegar al colegio. Esos peligros pueden ser peligros de la naturaleza, al ser zonas de bosques donde hay tigres y otros animales. Pero también peligros humanos, ya que en esta zona hay tráfico de personas. Por eso se realiza allí concienciación a las familias para que logren entender estos peligros.

Y aunque sobre todo desarrollan proyectos educativos, no sólo se trata de construir colegios y dar clases, sino lograr un desarrollo integral, atendiendo a las familias de los niños y también construyendo y dando atención sanitaria en dispensarios, porque son zonas de malaria y otras enfermedades relacionadas con la humedad del río Brahmaputra y desarrollan programas de formación a las familias en higiene y salud. Este es uno de los lugares donde trabaja Manos Unidas desde 1987. En esta zona apartada y con muy mal acceso, hemos desarrollado 194 proyectos, por un importe total de 4.871.000 € abordando proyectos educativos (100), sociales (69), sanitarios (19) y agropecuarios (6). Carmen Angulo, del Departamento de Proyectos del Nordeste de la India de Manos Unidas, ha estado en esta zona de India en dos ocasiones durante los últimos años, la última el pasado mes de octubre. Carmen nos explica cómo es esta zona y sus principales necesidades y peculiaridades. «La población vive en zonas rurales en viviendas muy precarias, casi siempre chozas de bambú. El cultivo del arroz es el más importante de la zona, pero el problema es que el Río Bramaputra, el más grande de la India, se desborda durante el monzón (de mayo a octubre) y el agua inunda sus campos quedándose sin cosechas y pasando hambre».

Un grupo pasea por entre los arrozales de Assam. Foto: Pixabay.

Por eso, nos explica Carmen, uno de los proyectos más interesantes que ha realizado nuestra organización en la zona es el desarrollo de cultivos alternativos al arroz. «En la frontera con Megalaya, con los Salesianos, hemos realizado proyectos agropecuarios muy interesantes. Algunos de esos cultivos son la pimienta negra, la piña y los gusanos de seda y las moreras». Otra de las grandes riquezas en cultivos en la zona, es el té. Y es que, precisamente de Bengal Occidental (West Bengal) es el mejor té del mundo. «Las mujeres son las que lo recolectan porque son muy cuidadosas con las delicadas hojas». Pero actualmente «esos campos han cerrado por la competencia de China o porque esas plantaciones dejan de ser competitivas. Y entonces muchísima gente se queda sin trabajo. Y son personas que dependen de la tierra casi totalmente, y eso afecta a toda la familia. Las niñas se quedan al cuidado de sus hermanos y no van a la escuela. Manos Unidas también trabaja para que esta realidad cambie y las niñas vayan a la escuela». Pero, además de con jesuitas y con salesianos, «la mayoría de proyectos que realizamos en Manos Unidas, –nos dice Carmen– los hacemos con religiosos locales: con congregaciones de religiosas, las salesianas en educación y otras órdenes locales más pequeñas con las que realizamos proyectos de formación y capacitación de mujeres para que tengan sus pequeñas empresas y telares».