La escuela anhela el espíritu de la Transición - Alfa y Omega

La escuela anhela el espíritu de la Transición

La reforma educativa será uno de los termómetros más fiables sobre la salud de la convivencia democrática en España

Alfa y Omega
Foto: Rafael Carmona

La joven democracia española afronta uno de lo momentos más inciertos de su historia, un tiempo de crisis, que según la célebre definición de Bertolt Brecht es lo que «se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer». La Constitución de 1978 muestra hace tiempo algunos signos de agotamiento y debe ser reformada. El problema es que a día de hoy falta un ingrediente esencial: la voluntad de llegar a acuerdos. En declaraciones a COPE, el cardenal Blázquez, presidente de la CEE, pedía hace unos días volver a «la época del consenso», a la «apertura de los unos a los otros». Pero «promover la convivencia, buscando un futuro compartido por todos», requiere dejar de lado «proyectos a veces muy ideologizados» para poner por encima de la refriega partidista «el bien común» de todos, y «no andar dando bandazos», cuestionando por ejemplo los conciertos educativos o la libre elección de la asignatura de Religión en la escuela, que han funcionado razonablemente bien en las últimas décadas y gozan de amplio respaldo entre padres y madres. Este último es un asunto muy serio y ofrece un indicador certero sobre la voluntad de construir una sociedad mejor entre todos o solo con aquellos que piensan igual, lo cual en el mejor de los casos sería síntoma de inmadurez democrática y, en el peor escenario, un preocupante ramalazo autoritario.

Por este y otros motivos la reforma educativa será uno de los termómetros más fiables sobre la salud de la convivencia democrática en España. Se trata de una de esas materias fundamentales en las que se requiere un acuerdo de amplia base. No hay partido que niegue la necesidad de elaborar una ley consensuada que pueda durar, al menos, una generación. En teoría, tampoco se cuestionan valores nucleares en juego como la igualdad real de oportunidades o el respeto a la libertad de las familias. A la hora de entrar en concreciones, sin embargo, las brechas se acentúan, y ahí donde los expertos y representantes de la comunidad educativa de uno y otro signo son capaces de construir sumando (así lo mostraba un reportaje de Alfa y Omega la pasada semana), en la política sigue pareciendo todavía muy lejano aquel llamado espíritu de la Transición.