Cristianos en Irak: El desánimo que pesa más que el frío - Alfa y Omega

Cristianos en Irak: El desánimo que pesa más que el frío

La asociación francesa Fraternité en Irak trabaja desde hace más de una década con los cristianos iraquíes. Faraj Benoit Camurat, su presidente lleva, desde el inicio del conflicto con el Estado Islámico, viajando al país para acompañar a los cristianos y promover proyectos de ayuda. Ésta es su visión de la situación actual en el país:

Cristina Sánchez Aguilar

El año pasado, en Qaraqosh, la Navidad era luminosa. Este año, ¿se espera la misma alegría?
Sí. El año pasado, Qaraqosh –la mayor ciudad cristiana de Irak– brillaba gracias a las luces y la decoración. Este año, los cristianos de la llanura de Nínive se preparan para vivir su primera Navidad fuera de sus casas. Esto tiene un impacto negativo en la moral de las familias: la frialdad del invierno ya está aquí, y no hay ninguna señal clara que muestre que su regreso está cerca. Así que, pasar la Navidad en edificios o casas sin terminar, tendrá claramente un impacto psicológico negativo para todas estas familias.

¿Cómo se preparan para el invierno?
Después de las fuertes lluvias de octubre y noviembre, los campamentos de tiendas se han vaciado –aunque hay yazidíes y shabaks, otras minorías religiosas, que siguen en las tiendas–, y la mayoría de las familias viven ahora en edificios sin terminar. Aparte de los refugiados que viven en estos edificios, muchas familias alquilaron casas cuando salieron de la llanura de Nínive, pero ahora están cortos de dinero y no pueden pagar la renta. Así que, para preparar el invierno, Fraternité en Irak ha distribuido casi 10.000 piezas de ropa para niños en Erbil, Kirkuk y Suleimaniya. Tenemos que prepararnos para hacer frente a un invierno más difícil en enero, especialmente en las regiones de mayor altitud de Zajo, Amadiya (en las montañas del Kurdistán, cerca de Turquía) y en la frontera con Irán.

El frío pesa… pero el desánimo más.
La mayoría de la gente no tiene trabajo, y el tiempo pasa despacio. En los campamentos mejor organizados algunas escuelas se han abierto gracias a organizaciones como UNICEF, pero la mayoría de los niños no pueden ir a la escuela por varias razones: a veces el problema es el lenguaje, los niños no saben kurdo. En otras áreas es costoso financiar una escuela privada. Los hombres tratan de encontrar trabajo en la ciudad de Erbil, pero es muy difícil. Cada mañana, las mujeres se reúnen para lavar la ropa, y en la noche se puede ver un buen grupo de personas que rezan a la Virgen María, agrupados en torno a su estatua.

Aún así, la mayoría de los refugiados en Erbil tienen un lugar donde dormir y pueden comer con regularidad. Lo más preocupante es la situación de las familias que están en pueblos pequeños, fuera del régimen de ayuda organizada en los grandes campamentos. Y luego está el problema del acceso a los medicamentos. Un montón de refugiados sufren de enfermedades crónicas, del corazón, diabetes o asma. Regularmente, estos pacientes tienen que comprar los medicamentos, pero si no tienen ingresos, ¿cómo pueden hacerlo?

¿Qué hay de la ayuda internacional?
Sin la ayuda internacional, la situación sería mucho peor, pero hay algunos lugares donde no llega, porque todavía es demasiado peligroso ir, como por ejemplo Kirkuk y los pueblos cercanos. Es difícil decir si la ayuda internacional es eficiente o no, pero lo cierto es que Irak tiene ahora que enfrentarse con un número total de dos millones de refugiados, así que se puede imaginar lo grande que es la misión.

¿Qué esperan los cristianos iraquíes?
Sueñan con volver a sus aldeas. Algunos de ellos ya han huido fuera de Irak, a Jordania o Líbano, por ejemplo. El número de cristianos que han abandonado el país es difícil de estimar, pero algunos sacerdotes dicen que alrededor de 10.000 personas ya se han marchado. Creo que nuestra oración es muy necesaria en estos tiempos de dificultad.