«¿Mejores servicios y menos impuestos? No es posible» - Alfa y Omega

«¿Mejores servicios y menos impuestos? No es posible»

Cáritas presenta el Informe Foessa 2016, que denuncia el aumento de la desigualdad en España y la insensibilidad social ante el drama de la pobreza de millones de personas

Ricardo Benjumea
Foto: Cáritas

Una mujer escucha una grabación que explica paso a paso cómo realizar una poda: «Primero corte las ramas más desfavorables para la sostenibilidad de la planta. Personas sin hogar e inmigrantes sin papeles serán los primeros: no afectarán a la estabilidad del tronco. Después recorte las ramitas más delgadas que no aportan solidez al árbol, como las personas dependientes que necesitan grandes sustentos». Desempleados de larga duración, familias numerosas, jóvenes en búsqueda del primer empleo… «Su planta ya está sana y con el vigor necesario para el crecimiento». La mujer está satisfecha, pero de pronto se le dibuja una expresión de tristeza en la cara al darse cuenta del alto precio que ha pagado. El vídeo se titula La poda.

Otro cortometraje, Enhorabuena, escenifica una selección de personal en una prestigiosa empresa. Los candidatos deben responder a unas simples preguntas apretando en un mando el botón del sí o el del no. «¿Está dispuesto a percibir por su trabajo 800 euros al mes?». «¿Aceptaría un contrato temporal?». «¿Valora que se le paguen las horas extras?». «Si es mujer, ¿piensa quedarse embarazada en los próximos dos años?». «¿Tiene flexibilidad de horario para trabajar noches o fines de semana?» Cada vez que una persona pulsa el botón rojo desaparece, hasta que solo queda una candidata. «Lo conseguí», le escribe en un mensaje a su hijo. Pero al reflexionar unos instantes se le congela la sonrisa…

Son dos alegorías que presenta Cáritas sobre la situación actual en España, un país con más de 13 millones de personas bajo el umbral de la pobreza, donde el 15 % de los trabajadores gana salarios de miseria y en más de 700.000 hogares no entra ningún ingreso. El informe de la Fundación Foessa 2016, Expulsión social y recuperación económica, alerta en particular del agravamiento de la desigualdad. La crisis provocó una caída generalizada de las rentas de en torno al 10 %, pero las personas, familias y comunidades autónomas más desfavorecidas se llevaron la peor parte. Al comenzar la recuperación, también ellas son las últimas en beneficiarse de las mejoras, por lo que la brecha se sigue ensanchando.

En uno de los capítulos del Informe Foessa, el director del departamento de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, Pedro José Gómez, muestra que en Italia, Grecia o Portugal, países duramente afectados por la recesión, las desigualdades sociales se mantuvieron o incluso disminuyeron entre 2007 y 2014, lo que significa que hubo un reparto equitativo de los costes de los ajustes, a diferencia de España, que «ha experimentado un severo aumento de la desigualdad».

A juicio de Gómez, sería «técnicamente posible, económicamente viable y socialmente deseable» aplicar medidas para reducir drásticamente la exclusión social. Lo que «no es posible» es «hacer la cuadratura del círculo, como a veces se promete al electorado, ofreciendo mayores servicios y prestaciones públicas y menor carga tributaria».

Hacer visible la pobreza

Una reforma fiscal y nuevas políticas sociales son imprescindibles para avanzar hacia una sociedad igualitaria. Entre las diez propuestas que ha presentado Cáritas a los partidos políticos de cara a las elecciones del 26 de junio se incluye un sistema de garantías de rentas mínimas dirigidas a los hogares en pobreza severa, trabajadores pobres y familias con hijos. El coste total sería de unos 10.000 millones de euros, estima Guillermo Fernández, coordinador del Informe Foessa, una cantidad similar –subraya– a «la reducción presupuestaria que tendrá que realizar España para atender a las exigencias de la Comisión Europea. La pregunta es si, como cuarta economía de la zona euro, no debemos exigirnos un esfuerzo presupuestario similar que permita el rescate de los derechos y la dignidad de millones de personas».

«Nuestros partidos no han sabido responder» al deterioro que la crisis ha provocado a «un sector significativo de la sociedad», que «exigía una mayor altura de miras», denuncia en el prólogo del informe el presidente de Cáritas, Rafael del Río. Pero más allá de la falta de voluntad política, a la organización sociocaritativa de la Iglesia le preocupa la insensibilidad social. Para buena parte de la población, la pobreza «se está haciendo invisible», denuncia Del Río. Claro que en 2007, en pleno apogeo de la burbuja inmobiliaria, la exclusión social afectaba al 16,3 % de la población, más de 7,3 millones de personas. «¿Alguien lo percibía? ¿Era un tema presente en los medios de comunicación?», se pregunta.

«Solo una sociedad que prefiera la equidad y la cohesión social estará dispuesta a realizar el esfuerzo de compartir los recursos y fortalecer los mecanismos colectivos de redistribución y protección», afirma Pedro José Gómez. Como barreras que superar, el profesor de la Complutense menciona «el predominio de la cultura del individualismo posesivo y la desmoralización y el escepticismo generados por la multiplicación de casos de corrupción política». La población excluida es precisamente la más desmovilizada política y socialmente, apuntó en la presentación del informe la directora de Comunicación de Cáritas, Natalia Peyró.

José Antonio Zamora, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, aborda en otro capítulo la progresiva desaparición de las clases medias, la caída de las rentas del trabajo y la inestabilidad laboral, lo que supone la desaparición definitiva del modelo social que se expandió por Occidente tras la Segunda Guerra Mundial. El miedo al futuro genera hoy entre la ciudadanía pulsiones individualistas e insolidarias, en detrimento de la cohesión social. No hay soluciones fáciles. Es tiempo, apunta el autor, de repensar los estilos de vida y las políticas sociales, y plantear propuestas que hasta hace poco hubieran parecido excéntricas, como la renta básica universal, una de las propuestas estrella de Cáritas.