El emprendedor cristiano contra la pobreza - Alfa y Omega

El emprendedor cristiano contra la pobreza

La Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice ha celebrado un encuentro internacional en Roma sobre «Las iniciativas de los emprendedores para luchar contra la pobreza»

David López Royo
El Papa saluda a los participantes en la conferencia de la Fundación Centessimus Annus en el Vaticano, el 13 de mayo. Foto: CNS

La Doctrina Social de la Iglesia sigue siendo un referente que hay que tener muy presente. El 13 de mayo, el Papa Francisco nos decía lo siguiente a las casi 450 personas presentes en la Sala Clementina (Ciudad del Vaticano): «En el actual sistema económico la palabra solidaridad es un término incomodo y hasta fastidioso. El pasado año os decía que para este mundo podía interpretarse como una palabrota. La crisis que se ha dado desde hace unos años y que tiene una causa profundamente ética, ha supuesto un aumento de la idea de que es una palabra que genera alergia, y no solo esta sino también términos como distribución de los bienes y dar prioridad al trabajo».

Era una llamada de atención a la sociedad en general, no solamente a las 450 personas que nos hallábamos participando en el encuentro internacional organizado por la Fundación Centessimus Annus Pro Pontifice y que tenía como lema central: Las iniciativas de los emprendedores para luchar contra la pobreza.

Pasaron varias personas vinculadas al mundo del emprendimiento empresarial y social. Sus reflexiones tuvieron un punto en común: la doctrina social de la Iglesia interroga a la sociedad. Esto comporta que tenemos el deber de hacer que esté presente porque, ante todo, es una propuesta innovadora y comprometida para que los parámetros económicos, políticos y sociales actuales puedan ser transformados en aras de hacer que la economía social de mercado y la economía del bien común puedan ser una realidad.

El testimonio español del emprendimiento social y empresarial lo puso el padre Luis Lezama, que relató la historia de la Taberna del Alabardero y de todas las Tabernas extendidas por el mundo, así como el proyecto educativo del colegio Santa María la Blanca de Montecarmelo (Madrid). Todos nos quedamos con la idea de que hay que generar «capital humano» y «añadir capital humano a la economía, a la política y a la sociedad». Ese capital humano que tiene su base en la doctrina social de la Iglesia.

Como representante de la archidiócesis de Madrid en este encuentro me vine con un gran cargamento de ideas. Ideas que hay que convertir en proyectos. Proyectos que hay que trabajar en equipo. Equipo que hay que hacer y dinamizar con todas aquellas personas que participan activamente en proyectos sociales y empresariales. Proyectos que están cargados de innovación. Hay personas trabajando en esta dirección. Personas de la Fundación Centessimus Annus, personas de la Asociación de Empresarios Católicos, etc.

Las fundaciones existentes en el ámbito de la Iglesia pueden ser un buen canal de testimonio, ya que sus principios están unidos a los fundamentos de la doctrina social de la Iglesia. Quienes estamos en estas fundaciones o en proyectos promovidos por congregaciones, órdenes e institutos religiosos somos emprendedores cristianos. Sí, emprendedores que buscamos trabajar de manera diferente.

El Papa Francisco nos dejó esta reflexión que propongo hacer extensiva a todos los que nos queramos sentir innovadores: «La conciencia del emprendedor es un espacio existencial que viene dado por el compromiso y la búsqueda de la dignidad del ser humano. De manera particular, el emprendedor cristiano es llamado a confrontarse siempre con el Evangelio y con la realidad en la que trabaja; y el Evangelio nos pide poner en primer lugar a la persona humana y el bien común. Lo anterior nos llevará, por tanto, a generar oportunidades de trabajo, un trabajo digno. Naturalmente este proyecto no se puede hacer de manera solitaria, hay que colaborar con otras personas que tienen una gran base ética, de esta manera será posible construir una red más amplia y comprometida».

«Un problema moral»

La figura del emprendedor católico fue uno de los principales atractivos del Congreso Internacional celebrado por la Fundación Centessimus Annus del 14 al 16 de mayo. Junto al padre Lezama, intervinieron un ejecutivo de Citigroup, Francesco Vanni d’Archirafi, quien presentó una iniciativa de finanzas inclusivas, y el expresidente de la Asociación coreana de empresarios católicos CBFK, Young Hee Yu. Entre los ponentes, estuvieron además el cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría de Economía, y Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila y presidente de Caritas Internationalis, quien habló del escándalo que supone que se arrojen toneladas de comida cada día a la basura mientras mucha gente muere de hambre. Como ejemplo cercano para él, habló del caso de dos hermanos en Filipinas, de 5 y 6 años, que perdieron la vida por ingerir alimentos envenenados recogidos por su padre de la basura.

En una audiencia a los participantes, el Papa aseguró que la lucha contra la pobreza es «un problema moral», y destacó que los estragos de «la economía de la exclusión» se padecen cada vez más en sociedades desarrolladas, donde «la clase media se contrae» y «las tasas de desocupación juvenil son un escándalo».

Redacción