Madrid tiene un nuevo pastor - Alfa y Omega

Madrid tiene un nuevo pastor

El hasta ahora arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, será el próximo arzobispo de Madrid, tras 20 años de pontificado del cardenal Antonio María Rouco

Ricardo Benjumea
28 de agosto, 12 horas, palacio episcopal de Valencia: monseñor Osoro con curiales y fieles, al hacerse público su nombramiento de arzobispo de Madrid. Foto: Paraula

La noticia se hacía oficial al mediodía del 28 de agosto, fiesta de San Agustín. El Papa ha aceptado la renuncia del cardenal Rouco por límite de edad. Don Antonio María, nombrado arzobispo de Madrid el 24 de octubre de 1994, la presentó en 2011. Cumplió los 75 en plena visita de Benedicto XVI a la JMJ de Madrid, aunque tanto el Papa Ratzinger como Francisco optaron por mantenerle aún otros tres años más.

Tomará el relevo de monseñor Carlos Osoro en Valencia su buen amigo el cardenal Antonio Cañizares, que ve cumplido su deseo de regresar a España, a la labor pastoral directa con los fieles. Son dos nombramientos decisivos en el proceso de renovación generacional que afronta el episcopado español. El cardenal arzobispo de Barcelona (en 2012) y los obispos de Barbastro-Monzón y Segovia (en 2014) han presentado ya la preceptiva renuncia por límite de edad. En lo que queda de año, lo harán también los obispos de Lérida y Vitoria, y en 2015, los de Mérida-Badajoz, Burgos, Astorga, Jaén y Ciudad Real.

Monseñor Carlos Osoro es un obispo conocido tanto por su solidez doctrinal y sus dotes de gobierno, como por su trato cercano, como ha mostrado en todas las diócesis a las que ha sido enviado. Nació en Castañeda (Cantabria) el 16 de mayo de 1945. Estudió Magisterio y Matemáticas, y ejerció durante dos años como profesor -en el colegio de La Salle de Santander-, hasta que descubrió que su llamada era al sacerdocio. Ingresó en el Seminario Colegio Mayor para vocaciones tardías El Salvador, de Salamanca, y se ordenó el 29 de julio de 1973. Sólo tres años más tarde fue nombrado Vicario General de Santander, hasta 1993. Durante 20 años fue Rector del Seminario, hasta que, en 1997, san Juan Pablo II le envió como obispo a Orense. Allí permaneció 5 años, ya que, en 2002, el Papa Wojtyla le nombró arzobispo de Oviedo (desde donde, durante un año, se hizo cargo también, como Administrador Apostólico, de la diócesis de Santander). En enero de 2009, Benedicto XVI le envió a Valencia, ciudad que el prelado confiesa que contaba con no tener que abandonar jamás. Es Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española desde marzo de 2014.

En cuanto al cardenal Antonio Cañizares (Utiel, 15 de octubre de 1945), regresa a España, tras seis años en Roma como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Fue, con anterioridad, arzobispo de Toledo y Granada, y obispo de Ávila, además de Administrador Apostólico de Cartagena.

Emotiva despedida en Valencia

A las doce del mediodía del jueves 28 de agosto, el palacio episcopal de Valencia se había convertido en epicentro de la actualidad. Empleados diocesanos, sacerdotes, religiosas, muchos jóvenes… se abrían paso entre las cámaras y los micrófonos y abarrotaban el hall para acompañar a monseñor Osoro en el momento en que se hiciera público su nombramiento. Don Carlos dirigió el rezo del ángelus, tras lo cual, el Vicario General, Vicente Fontestad, leyó la carta del nuncio comunicando la noticia.

Fue una emotiva despedida, la primera seguramente de unas cuantas que le esperan aún al arzobispo electo de Madrid. Tanto desde las más diversos ámbitos sociales de Valencia, como desde el Gobierno y la oposición en la ciudad y en la Comunidad Autónoma, monseñor Osoro ha recibido, en los últimos días, una lluvia de mensajes de felicitación y de agradecimiento. «Os he querido y lo seguiré haciendo de otra manera, pero habéis realizado la conquista de mi corazón en el que siempre estaréis todos los valencianos», escribe él en una Carta de despedida a la archidiócesis. «Quiero deciros también -añade en el texto- que el Señor nunca abandona a su pueblo, y por eso os entrega un nuevo pastor, el cardenal Antonio Cañizares Llovera, que, por ser un hombre bueno y siempre de Dios, ha querido realizar y construir siempre la cultura del encuentro y tiene ese arte del que nos habla san Gregorio Magno, cuando escribe que el gobierno de las almas es el arte de las artes, que entre otras cosas conlleva: prudencia, fortaleza, valentía, firmeza, misericordia y un celo para guiar al pueblo de Dios y estar cerca de todos, suscitando siempre esperanza. Recibidle con alegría y de la manera que sois vosotros».

Una amistad de largos años une al ahora Administrador Apostólico de Valencia y al arzobispo electo, desde los tiempos en que el joven profesor Cañizares dio clase al seminarista Carlos Osoro en la Universidad Pontificia de Salamanca (las mismas circunstancias en las que don Carlos conoció al cardenal Rouco, otro de sus profesores entonces). En medio del improvisado homenaje en el palacio episcopal, monseñor Osoro descolgó su móvil y llamó a su sucesor. Saltó el buzón de voz: «Antonio, tienes aquí muchísima gente que te quiere y te espera», dejó grabado en el contestador, junto a unos aplausos, que pidió para él, de cariño y bienvenida.