Don Carlos a los niños: «Es normal pelearse. Pero hay que perdonar» - Alfa y Omega

Don Carlos a los niños: «Es normal pelearse. Pero hay que perdonar»

María Martínez López
Don Carlos dibujando en el mural. Foto: R. Pinedo/Infomadrid

El arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, participó hace unos días en un encuentro con 150 niños y niñas de los colegios Corazón Inmaculado y Virgen Milagrosa, que pertenecen a la fundación Educación y Evangelio. En el rato que pasaron juntos, respondió a todas sus preguntas, y hasta se puso unas gafas naranjas que le regalaron al preguntarle cómo miraba a los demás. «Con la mirada de Jesús. Aunque a veces me cuesta, como a vosotros», reconoció.

También pintó con rotulador, en un mural, cómo se imaginaba a Dios. «Jesús le dio rostro a Dios, pero sabemos quién es por cómo se comportó con los hombres». Por eso, lo dibujó ayudando a los novios en las bodas de Caná y atendiendo a las personas abandonadas en los caminos. Hay mucha gente –les explicó– que necesita una medicina que nosotros les podemos dar: «el amor, la entrega de Jesús, y la alegría». Estas palabras deben marcar cómo nos portamos con los demás. «Es normal que os peleéis. Pero hay que perdonarse, es lo que nos enseña Jesús», les animó.

Uno de los niños le preguntó cómo rezaba. Don Carlos les contó que cada mañana le da un beso a la imagen de la Virgen y del Niño, y le dice: «Te quiero, Jesús; no tanto como tu madre, pero lo intento». Al final del día, reza: «Señor, me dejo mirar por ti. Dame tu cariño». Y antes de dormir, deja el pectoral –la cruz– y su anillo de obispo encima del sagrario, donde está Jesús, y se despide: «He hecho lo que he podido, pero el obispo eres tú».

Don Carlos responde a los niños. Foto: Archimadrid / R. Pinedo

Durante su conversación, el obispo puso deberes a los niños: que recen por él, y que ayuden a los niños que lo pasan mal, como los de Siria y los que han sufrido el terremoto de Ecuador. Lo importante –les explicó– no es cuánto dinero pueden dar, sino «si estoy dispuesto a ocuparme de esos niños a los que se les ha caído el colegio, o han desaparecido sus padres, o no tienen casa».

Cartas del obispo

Este encuentro se organizó porque monseñor Osoro ha publicado un libro con las cartas que ha escrito a los niños desde que es obispo, y que se titula Con rostro de misericordia (PPC). En la introducción, don Carlos pide a los padres que lean las cartas con sus hijos, porque son «una ayuda para mostrarles al Señor».

Manuel Barahona, el director del colegio Corazón Inmaculado, nos cuenta que, antes de la visita del obispo, «los niños trabajaron el libro en clase, y de ahí salieron sus preguntas. Lo prepararon con ilusión». Dos cosas que les llamaron la atención fue cuando don Carlos les dijo lo que desayunaba (una manzana, una tostada con aceite, café y un yogur desnatado); y cuando le preguntaron si alguna vez tenía miedo y respondió que sí, «pero Jesús me da confianza, y con ella no tengo miedo a nada».

«Cuando comulgo, Jesús me impulsa a ser como Él»

«Un niño al que he conocido hace poco tiene doce años, es huérfano de padre y su mamá debe salir a trabajar todos los días muy temprano y regresa ya de noche. Tiene tres hermanos más pequeños. Por la mañana los despierta, les ayuda a vestirse, prepara los desayunos y juntos marchan al colegio. Por la tarde se ocupa de que hagan los deberes. Cuando llega su mamá, cansada, él ya tiene alguna cosa preparada para la cena; su mamá prepara lo más inmediato. Después de cenar, dedica un tiempo a hacer agradable la vida a su mamá. No es un niño triste, sino muy alegre, inteligente y bondadoso. Me ha dicho: “Con Jesús he aprendido a estar alegre y a servir. Además, desde que hice la Primera Comunión, cuando voy a Misa y comulgo, siento que Jesús me transforma y me impulsa a ser como Él”. ¡Qué bonitas palabras!».

+ Carlos
Con rostro de misericordia