Monseñor Osoro pide a los sacerdotes salir a buscar a los hombres «sin miedos» - Alfa y Omega

Monseñor Osoro pide a los sacerdotes salir a buscar a los hombres «sin miedos»

Carlos González García

En la festividad litúrgica de san Juan de Ávila, patrono del clero español, los presbíteros de la diócesis han celebrado esta mañana, en el Seminario Conciliar, sus bodas de oro y plata sacerdotales. Monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, ha pronunciado el saludo inicial en un salón de actos repleto de sacerdotes. El prelado les ha agradecido su presencia «en un día tan importante y en una fiesta tan entrañable», ya que «en toda la iglesia española hay alguna reunión que anima y ayuda a vivir de verdad esta celebración».

A continuación, el arzobispo castrense, monseñor Juan del Río, ha impartido una conferencia que, con el título San Juan de Ávila en el Año Jubilar de la Misericordia, ha girado en torno a la figura del Santo. «La originalidad del maestro de Ávila -ha dicho- se experimenta en el Dios de la misericordia, que es amor, envía amor y entrega amor». San Juan «era un hombre orante y enamorado de la misión, y siempre estuvo enfocado para el enamoramiento que él tiene», pero «con un doble amor: para Cristo crucificado y para ganar almas para Cristo».

Tras la felicitación y la entrega de obsequios a los presbíteros que hoy celebran sus bodas de oro y plata sacerdotales, el arzobispo de Madrid ha presidido la Eucaristía en la capilla del Seminario. En su homilía, monseñor Osoro ha animado a todos los sacerdotes concelebrantes a «ser como san Juan de Ávila: hombres de Iglesia, a la que amamos profundamente», así como a «no ir por nuestra propia cuenta» puesto que «es el Señor el que, valiéndose de circunstancias distintas, nos ha llamado para que nosotros en esta tierra, en esta historia concreta de los hombres, prolonguemos su ministerio».

Evocando la figura de san Juan de Ávila, ha señalado que «era un hombre de una intensa familiaridad con Dios» porque «había descubierto el amor de Dios, que lo liberaba de su miseria, de Él mismo, y lo colmaba de su amor con su gran misericordia». Por eso, ha exhortado a acoger «esa misericordia de Dios, su gran amor, y regalemos este amor».

Juan de Ávila, ha continuado, «tenía una fe y una confianza absoluta en el amor que él había experimentado, sobre todo en la cruz de Jesús». «Sus escritos rezuman un amor inmenso e intenso a la Iglesia de Jesucristo», aunque «como ningún otro él fue quien vio muchas veces ese rostro desfigurado por los pecados de quienes tenían que ser ejemplo para los demás». Sin embargo, ha aseverado, «todo esto no retiró un ápice de amor a la esposa de Cristo». Por tanto, «tengamos este amor, y expresémoslo en y con nuestra vida».

El arzobispo, además, ha animado a los presbíteros a salir a buscar a los hombres «sin miedos», pero «no como nosotros quisiéramos que estuviesen, sino como están; no soñemos, salgamos a la realidad». Y, al mismo tiempo, «enseñemos a los hombres con un lenguaje que lo entiendan, que llegue al corazón, como hizo san Juan de Ávila». Siempre, ha afirmado, «utilizando un arma», puesto que «nosotros no tenemos un arma más que la que nos da Jesucristo: su entrega absoluta y total por amor».

Finalmente, ha pedido al Señor por los presbíteros que este año cumplen sus bodas de oro y plata ministeriales, para que «os dé hoy una gracia especial y singular para vivir con alegría lo que un día, por gracia, recibisteis».