Abuna Frans: en Homs durante los meses que duró el terrible sitio de la ciudad - Alfa y Omega

El 7 de abril es una fecha que tenemos marcada en el calendario todos los jesuitas de Oriente Próximo. En 2014 nos despertábamos con la noticia de que nuestro compañero Frans Van der Lugt había sido asesinado en la ciudad siria de Homs. Abuna Frans, como se le conocía en la región, llevaba casi 50 años en Siria y no dudó en quedarse en Homs durante los meses que duró el terrible sitio de la ciudad. A sus 75 años no quiso irse, no podía abandonar a su rebaño cuando más le necesitaba. Un disparo cobarde quiso acabar con su vida en esa madrugada, sin saber que nadie puede arrebatar la vida a quien hacía años que ya la había entregado libremente.

Tres meses más tarde inauguramos en Beirut nuestro centro de atención a los refugiados. No fue difícil ponerse de acuerdo en el nombre, nadie mejor que Frans para reflejar nuestro deseo de acompañar, servir y defender a las víctimas del odio y la violencia. Por eso, en su honor nuestro centro lleva sus iniciales, FVDL. Allí cada día acuden cientos de personas, en su inmensa mayoría sirios, en busca de una mano tendida que les quiera ayudar sin importar la religión que profesen. Un centro con las puertas siempre abiertas, como lo fue el corazón del padre Frans, a los más frágiles y vulnerables.

Cada año en abril celebramos en su recuerdo el Día de la Paz. Los niños escuchan asombrados cómo un religioso holandés dedicó su vida a los sirios, musulmanes y cristianos, compartiendo su destino hasta el final. Su testimonio nos recuerda que una vida entregada por amor es capaz de devolver vida en abundancia. Gracias Frans por tu ejemplo, tus pequeños niños sirios te siguen recordando.