«No sois sacerdotes para los que piensan como vosotros, lo sois para todos los hombres» - Alfa y Omega

«No sois sacerdotes para los que piensan como vosotros, lo sois para todos los hombres»

Durante la homilía, el arzobispo de Madrid pidió a los ordenandos que se sientan «miembros vivos de esta Iglesia del Señor. Salid al camino, no tengáis miedo. El Señor no os designa presbíteros hoy para que os encerréis en vuestro hogar, hay que salir al mundo, buscar a los hombres. No pongáis condiciones, no hagáis apartes, el Señor ha venido a todos»

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El pasado sábado, 23 de abril, la catedral de Santa María la Real de la Almudena fue testigo de una celebración de la Eucaristía durante la cual el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, impartió el Sacramento del Orden a trece presbíteros.

En su homilía, el prelado les dijo a los nuevos ordenandos que «el Señor es bueno» y «lo manifiesta con nosotros: obra maravillas, las hace aquí y ahora, es cariñoso con todos los hombres». Los que vais a ser ordenados, aseveró, «lo sois para que llevéis el mismo amor de Jesucristo, seáis expresión viva del amor del Señor a todos los hombres, sin excepción». Así, «no sois para unos pocos, para los que piensan como vosotros; lo sois como lo fue Jesucristo, que vino a este mundo para salvar a los hombres, no para condenarlos».

Monseñor Osoro evocó las hazañas que, a diario, Dios realiza, donde «la más importante es hacernos a imagen suya, regalarnos su triunfo, su verdad», porque «la verdad del hombre es la que nos ha revelado Jesucristo y hoy os pide a vosotros que la hagáis presente». Por ello, «tendréis que explicar las hazañas de Dios a los hombres, tenéis que decirles, con vuestra vida y con vuestro testimonio, la gloria, la majestad y el reinado eterno que tiene Dios en medio de los hombres».

«Prestadle la vida al Señor», insistió. A partir de hoy, «tomáis una orientación: ser presencia viva de Jesucristo en medio de esta historia, presentando en vuestra pequeñez –pero con la grandeza que Dios tiene– que de lo más pequeño hace maravillas y cosas grandes».

«Hoy tengo la dicha y la gracia –reveló– de poder designaros a vosotros presbíteros de esta Iglesia que camina aquí, en Madrid, para el servicio de todos los hombres» y «para acercar el misterio del Señor con vuestra vida a todos los hombres». Jesucristo «hace un milagro maravilloso en vuestras vidas, siempre busca la felicidad, esa vida que solamente la da Jesucristo». Y hoy «elige vuestra vida, vuestras vasijas, para el bien de los hombres, para cambiar esta humanidad».

Por ello, dijo, «tenéis que ser sabedores y deudores de este mensaje, el más importante que existe para los hombres: decirles a los hombres que no hay muerte ni luto, que hay vida siempre» y «que esa vida la trae y la da Jesucristo». Así, «sentíos miembros vivos de esta Iglesia del Señor, salid al camino, no tengáis miedo». «El Señor no os designa presbíteros hoy para que os encerréis en vuestro hogar, hay que salir al mundo, buscar a los hombres». Y «no pongáis condiciones, no hagáis apartes, el Señor ha venido a todos». Así que, afirmó, «no discriminéis» porque «vuestros son todos, porque todos son de Cristo». Y tened presente a María, concluyó, «que nos acompaña y nos enseña a decir su “sí”», y «nos recuerda siempre: “haced lo que Él os diga”».